Dice mucho de los intereses de una nación que sean más conocidos muchos jugadores de fútbol o los grandes tenistas que logran notables triunfos internacionales que aquellos que forman parte de su élite cultural y científica. Nos queda como consuelo que pasadas unas décadas el nombre de los primeros pasa generalmente al olvido mientras que la presencia de los segundos en la memoria de un país permanezca viva.
Traigo esto a colación a raíz del fallecimiento el pasado 17 de julio de Teófanes Egido, uno de los grandes intelectuales no sólo de Castilla y León sino de toda España y me atrevo a decir hasta de Europa. Este ilustre carmelita, catedrático de Historia Moderna en la Universidad de Valladolid, forma parte de una brillante generación de intelectuales que aunque formados en la posguerra tuvieron la oportunidad de abrirse al mundo uniendo lo mejor de la tradición hispánica con las corrientes de renovación intelectual que se abrían camino en otros territorios europeos.
En unos momentos en que la historiografía española caminaba mayoritariamente por las sendas del nacionalcatolicismo frente a una minoría que incorporaba en los años 60-70 los planteamientos del Materialismo Histórico, Egido supo impulsar nuevas tendencias de la historia cultural y la historia de las mentalidades abriendo fecundas vías transitadas por sus muchos discípulos.
Su adscripción a la Orden del Carmen no fue óbice para que se convirtiera en uno de los mejores conocedores mundiales de Lutero y de la Reforma Protestante, personaje y fenómeno histórico que estudió con plena objetividad y sin ninguna reserva ideológica. Gran conocedor de Santa Teresa y de la espiritualidad española del Siglo de Oro, sus textos de un pulcro castellano han ayudado de manera esencial a las nuevas generaciones a conocer el significado de este periodo cultural.
Reconocido en 2020 con el Premio Castilla y León de Ciencias Sociales y Humanidades y en 2001 con el título de Cronista de Valladolid, hoy queremos desde Burgos rendirle sentido homenaje a un hombre sabio y bueno que siempre apoyó a la Universidad de Burgos de manera desinteresada.