Como recuerdo de la pandemia, justo delante de la puerta de mi casa han quedado dos grandes terrazas de sendos bares. Se trata de estructuras sólidas, con techo y paredes, de las que protegen bien del frío. Una a continuación de otra, con mesas dentro y fuera, invadiendo la acera, en las que la gente, además de tomarse el café y el pincho, fuma durante todo el día. Buena parte del humo flota en el aire y resulta más que molesto transitar, no queda otro remedio, por ese tramo de calle; sin olvidar a los que fuman apostados en la entrada del portal. Así que me he alegrado mucho al enterarme de que el Ministerio de Sanidad ha aprobado, después de tres años de espera, el plan Integral de Prevención y Control del Tabaquismo.

Entre otras medidas, dirigidas a favorecer y proteger la salud del ciudadano, el Plan contempla la prohibición de fumar y vapear en espacios de uso colectivo, entre ellos las playas, las terrazas de los bares o las paradas de autobús, espacios que se prestan a sacar el cigarrillo y donde, se quiera o no, se conculcan frecuentemente los derechos de los no fumadores. En las playas no estamos solos, las terrazas de los bares, en muchos casos, siguen siendo espacios cerrados y lo mismo las paradas del transporte público que hay gente que utiliza, he sido testigo esta semana en la calle Vitoria, hasta para fumarse un puro cómodamente sentada bajo la marquesina mientras los que esperan se tienen que apartar.

El Plan ha recibido poco apoyo de las comunidades autónomas y muchas críticas por parte de los hosteleros que consideran que sus negocios pueden verse perjudicados. Una reacción parecida a la que se produjo en 2011 con la entrada en vigor de la prohibición de fumar en todos los espacios públicos cerrados, incluidos algunos tan chocantes a ojos actuales como los centros sanitarios. Me atrevo a asegurar que tampoco en esta ocasión los locales de hostelería perderán su clientela. Es más, el Gobierno desaprovechó una ocasión de oro al no hacer definitiva la medida que operó en las terrazas, siempre llenas, durante las restricciones por la covid.

El primer paso ya está dado, ahora solo queda esperar la reforma, debate y aprobación de una Ley que es una pena que no cuente con un respaldo mayoritario dado que lo que protege es la salud de todos.