Solo cabe felicitar al equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Burgos por la iluminación navideña de este año. Sin entrar en análisis sobre lo que se gasta o se deja de gastar, lo que parece innegable es que en esta ocasión se ha actuado con muy buen gusto y la ciudad ha lucido como se merece y lejos del bochorno del año anterior. Ha sido de esas veces en las que nos hemos sentido orgullosos al ver al turista admirando la ciudad.
Aunque para gustos los colores, el Espolón luce mejor con tonalidades cálidas y la Plaza Mayor, que no es que a uno le apasione (ya nos gustaría tener la de Salamanca), ha estado más bonita que nunca y con un árbol muy lucido. Lo de la plaza del Rey San Fernando ha sido espectacular y casi ningún burgalés ni visitante nos hemos resistido a inmortalizar a nuestra Catedral junto a ese imponente decorado. Muy bien esas sábanas luminosas de las calles La Paloma y Laín Calvo (el año pasado daba pena verlas) y el resto de elementos, en Gamonal y en el resto de la ciudad, aprobaban con nota.
Por poner algún pero, quizá se ha echado de menos que la iluminación no fuera un poco más allá del Arco de Santa María y he de confesar, también desde una opinión personalísima y sin el rigor de los expertos en la materia, que, sin ser mala, ha habido mejores cabalgatas de Reyes que la de este año. A uno que es muy de Melchor, le hubiera gustado que destacara más.
Este sobresaliente que debe servir para ir a por la matrícula de honor porque siempre hay margen de mejora. El año pasado sentí envidia por la iluminación de ciudades como Santander, San Sebastián o Biarritz. Las hemos vuelto a visitar y están muy bonitas. En esta ocasión, Burgos también. Me consta que la alcaldesa se ha implicado en el asunto. Mi enhorabuena.