Es de lo peor que se ha vivido en el siempre escabroso mundo de la corrupción, más por la sordidez de las operaciones que por las cantidades de dinero manejadas.
Pedro Sánchez dice que el PSOE ha actuado con la máxima contundencia y expulsado al diputado Juan Bernardo Fuentes, añadiendo que se trata de una actuación "rotunda" contraria a la que utiliza habitualmente el PP. Cada uno se consuela como puede y la consigna del PSOE y Moncloa es atacar sin piedad al PP y a Feijóo. Los ministros siguen a rajatabla los argumentarios que les envían diariamente por wasap e incluso utilizan las mismas palabras y ejemplos cuando se les pregunta por el caso Mediador o por el diputado llamado Tito Berni. Pero no cuela.
Este asunto tiene aristas que no se liman fácilmente: porque hay implicados más diputados socialistas, aunque ahora todo el mundo se pone de perfil como si Fuentes les fuera un desconocido. Y, sobre todo, porque lo que más escandaliza no es que la trama corrupta, ya que desgraciadamente en España no han sido infrecuentes y afectan a la mayoría de los partidos que tienen o han tenido poder, como PSOE, PP, los nacionalistas catalanes que hoy son independentistas y, lo hemos visto últimamente, también al PNV.
Lo peor de este asunto es la ordinariez de las conversaciones y de las imágenes. El lenguaje, el tono chulesco y prepotente con el que se mencionan a las mujeres, qué les hacían y dejaban de hacer, como si las prostitutas no tuvieran derecho al respeto. La sordidez, en suma, que se ve de lleno en ese grupo de diputados cuyos nombres se acabarán conociendo, y de empresarios que entraban en esa red bochornosa. Lo más sangrante, que formara parte de esa red corrupta un general de la guardia civil. Nada menos que un general de la guardia civil, un cuerpo honorable al que admiran la mayoría de los españoles por su dedicación, profesionalidad y calidad humana.
En el gobierno y en el PSOE preocupan las consecuencias electorales de este caso, la fotografía del presidente con el llamado Tito Berni -para que se entere Sánchez de las consecuencias de instrumentalizar políticamente una fotografía sin mayor relevancia, como ellos hacen – pero sobre todo la idea de que algunos diputados de su bancada puedan ser corruptos y, además, dedican sus estancias madrileñas al puterío. Se echa de menos alguna palabra de reproche de mujeres de izquierdas para defender la dignidad de quienes ejercen ese viejo oficio, que también la tienen a pesar de cómo hablan de ellas los clientes amigos del diputado conseguidor.
El caso Mediador no se arregla poniendo el foco en el PP, como pretende Moncloa. Es ridículo recordar permanentemente los casos de este partido cuando son tantos y tan graves los del PSOE. Por la cantidad enorme del dinero estafado y, en este caso, porque todo es tan grosero , soez, indecente y vergonzoso que es difícil superarlo.