La trama parecía difícil de superar, pero a medida que se airean nuevos datos sobre las andanzas de Koldo García, el aizkolari del PSOE está dejando en cueros a Luis Roldán. El ex director general de la Guardia Civil no terminó el Bachillerato, detalle que no le impidió inventarse carreras de ingeniero industrial o economista. No viene de más recordar que estuvo a una rueda de prensa de que Felipe González le nombrara ministro del Interior. Koldo no ha tenido necesidad de engordar su currículum con títulos del todo a cien. Él pasó de portero de puticlub a consejero de Renfe. Mediando, eso sí, favores a Pedro Sánchez, José Luis Ábalos, Santos Cerdán... Para darle más morbo al culebrón se ha incorporado al serial un hermano de Koldo, como Juan, el henmano de Alfonso Guerra. 

El escándalo no ha hecho más que empezar y se avecinan semanas complicadas para el presidente del Gobierno. Al líder socialista le crecen los enanos y hasta los jueces del Supremo se empeñaron en amargarle el cumpleaños -el jueves 29 de febrero-. Ese día se conocía que la Sala de los Penal admitía, por unanimidad, abrir causa a Puigdemont por terrorismo.

Urge un nuevo capítulo del Manual de Resistencia sanchista para hacer frente a la koldosfera. Ni siquiera la mujer del presidente se libra de las sospechas y de los presuntos tratos de favor que rodean este enredo de comisionistas.El lío contribuye a debilitar, aún más, a un Ejecutivo que está cogido con pinzas.

Un escenario propicio para los independentistas que lo mantienen. De nuevo, como la noche del 23-J, el prófugo de Waterloo se habrá vuelto a preguntar ante el espejo: «¿Hay alguien con más capacidad que yo para poner de rodillas al gobierno central?».