Las hienas políticas son el PNV, Bildu, ERC y Junts, es decir, los socios independentistas de Pedro Sánchez, a los que se les ha abierto una nueva ventana de oportunidad con la corrupción que acorrala al presidente del Gobierno y a su entorno más cercano. Esos partidos son fieles a la doctrina marcada hace unos años por Montserrat Bassa, diputada de Esquerra, en la tribuna de oradores del Congreso: «Personalmente me importa un comino la gobernabilidad de España». Fue un ejercicio de sinceridad que comparten no solo los acólitos de Junqueras, o de quien lidere ERC, sino el conjunto de parlamentarios de esas formaciones soberanistas.
La semana pasada hubo medios que dieron bombo al comentario del vicesecretario de Política Autonómica del PP, Elías Bendodo, en una reunión a puerta cerrada con los suyos. «Es posible que haya Presupuestos», les dijo. ¡Pues claro! El Ejecutivo ya ha abierto el mercadillo persa y está dispuesto en ceder en lo que sea ante sus socios para mantener las apariencias de que gobierna. No es ninguna novedad. Alguno también comenzó a especular sobre el posible apoyo de Junts a una moción de censura, demostrando así que siguen sin darse cuenta del fin último que persigue el independentismo. Repitan todos conmigo: «Me importa un comino la gobernabilidad de España». Pues eso. Y si a mayores resulta que tengo un presidente débil al que le hago sudar cada voto en la Cámara Baja, ¡qué más puedo pedir!
Las hienas son unos animales repelentes, pero no parecen tontas, aunque así se las caricaturice en El Rey León. Saben aprovechar su momento y rapiñar con todo lo que se les ponga a tiro. Lo mismo que las formaciones de marras. Llevan unos cuantos años frotándose las manos. Hubo una época en la que de la debilidad del partido gobernante de turno 'solo' se aprovechaban los nacionalistas moderados (CIU, PNV). Ahora la nómina de carroñeros ha aumentado y su hambre ya no se sacia tan fácilmente. De hecho, las ansias con las que devoran parece mostrar que no han comido la víspera.