Roberto Peral

Habas Contadas

Roberto Peral


Llaman al timbre

10/03/2025

Sir Winston Churchill explicaba que uno habita en una democracia si, cuando oye el timbre de su casa a las seis de la madrugada, sabe que es el lechero. Por eso, y aunque hacía horas que había amanecido, este articulista no pudo evitar dar un respingo hace unos días al abrir la puerta de su humilde oficina y descubrir que quienes la habían golpeado unos segundos antes no venían precisamente a traerle la compra, sino que se trataba de dos policías locales que le exigían que acreditase el abono de una enigmática 'autorización ambiental' de la que jamás había tenido noticia.

A pesar de la deplorable falta de curiosidad de los agentes (ninguno de ellos se interesó por saber quién era yo, ni si tenía alquilada aquella estancia con el propósito de vender artes de pesca por catálogo o más bien para preparar unas oposiciones a notarías), y si hacemos abstracción del hecho de que unos señores con pistola me estaban conminando a pagar un impuesto del que sabían poco o nada, la conversación transcurrió por cauces más o menos amables. Al cabo, acordamos que me pasaría un día de estos por la tercera planta del Ayuntamiento de Burgos para aclarar un malentendido que, según me adelantaron, podría costarme entre los 300 y los 400 euritos.

Todo parece indicar que la Policía ha recibido la orden de informar a los ciudadanos de los pormenores de su situación tributaria, benemérita misión que bien podrían haber acometido las fuerzas del orden unos meses antes: de ese modo se habría evitado que casi mil familias numerosas de Burgos se hayan quedado sin beneficiarse de una provechosa bonificación en el Impuesto sobre Bienes Inmuebles porque nadie en el Ayuntamiento les había participado que tienen derecho a ella.

Afortunadamente alguien ha decidido mejorar los mecanismos de comunicación de la sección municipal de Tributos con el vecindario, así que habrá que estar atentos en lo sucesivo ante la posibilidad de que agentes uniformados acudan a nuestra casa a traernos noticias de otras venturosas ventajas fiscales. Precisamente mientras ultimaba estos párrafos ha sonado el timbre, pero la verdad es que me he llevado otro chasco: eran dos testigos de Jehová empeñados en convertirme, y ni siquiera venían armados.