En los años sesenta, Stan Lee y el equipo de los comics Marvel publicaron, en la serie de los Hombres X, una historia en la que aparecieron 'los centinelas'. Los centinelas eran unos robots superpoderosos, controlados por un programa con la capacidad de adquirir nuevos datos y adaptarse a todo tipo de situaciones con la finalidad de ayudar a la humanidad. Al programa no le llevó mucho tiempo para llegar a la conclusión, basada en los datos disponibles, que la única forma de ayudar a los humanos es convertirse en sus dominadores, ya que los humanos son incapaces de gobernarse por su cuenta sin llegar a su autodestrucción final. Por supuesto, los hombres del profesor Xavier lograron al final neutralizar la amenaza de los centinelas. Pero las tramas basadas en que los humanos vamos a generar una tecnología para nuestro beneficio que al final se vuelva contra nosotros ha sido una de las constantes de muchas historias de ciencia ficción, desde 2001, una Odisea en el espacio hasta la reciente película El Creador, pasando por Blade Runner y las series de Terminator. Y eso nos lleva al temor a muchos a que las herramientas de programación que se están desarrollando bajo el nombre conjunto de Inteligencia Artificial se rebelen contra nosotros en algún momento e intenten eliminarnos.
¿Cuánto hay de verdad en esta amenaza? La Inteligencia Artificial ha revolucionado lo que se puede conseguir en muchos campos. Los programas de traducción han mejorado hasta el punto de que es posible entenderse en casi todo el mundo simplemente solo con nuestros teléfonos. ChatGPT es capaz de escribirnos un ensayo sobre cualquier tema y en cualquier estilo y lenguaje, y aunque no es siempre correcto, este tipo de programas se siguen perfeccionando y cada vez son más sofisticados y precisos. En ciencias médicas, el desarrollo del programa alpha-fold ha permitido el poder predecir la estructura de muchas de las proteínas que forman parte de nuestras células y las de otros organismos, incluidos los organismos patógenos, lo que ha acelerado el desarrollo de nuevas terapias contra enfermedades, tanto infecciosas como crónicas. La capacidad de los programas de inteligencia artificial de procesar mucha información y encontrar correlaciones de datos clínicos con enfermedades específicas empieza a hacer posible el diagnosticar y tratar adecuadamente muchas enfermedades a partir de analíticas no invasivas.
¿Pero pueden estos programas sustituirnos o incluso rebelarse contra nosotros? Independientemente de lo que un programa pueda hacer, el resultado final depende de los datos disponibles. Y por tanto, los científicos que generan estos datos van a seguir siendo imprescindibles. Las predicciones que logran estos programas no dejan de ser predicciones y tienen que ser validadas, así como mejoradas, mediante nuevos estudios científicos y de programación. La Inteligencia Artificial no puede sustituir a los investigadores o a los médicos, ingenieros y artistas, sino que es una herramienta disponible que puede acelerar los avances científicos, clínicos, artísticos y educativos. Y lo que un programa de Inteligencia Artificial pueda hacer siempre va a depender del programador humano que haya diseñado el programa original. Así que, al final, el uso adecuado de la Inteligencia Artificial para conseguir mejoras en nuestras vidas, evitando su uso con fines nefastos y destructivos, va a depender de nosotros. ¿Estamos preparados para poder gobernarnos por nuestra cuenta sin llegar al final a la destrucción de la humanidad o necesitamos ser dominados por los centinelas para contener el daño que nos podemos hacer a nosotros mismos? Yo soy optimista y pienso que en su conjunto el ser humano es lo suficientemente inteligente para poder usar los avances tecnológicos en el beneficio de toda la humanidad. Porque la otra alternativa que evitaría nuestra autodestrucción por el uso de armas de destrucción masiva basadas en avances tecnológicos nuevos o incluso ya existentes, que es el ser salvado por los mutantes del profesor X, a pesar de su atractivo, no es una alternativa real.