Tal y como se esperaba y se llevaba anunciando por parte de los sistemas de salud, la temporada de gripe llegó puntual a su cita, y llevamos algunas semanas viendo un incremento en el número de casos infectados por el virus de la gripe en todas las regiones de España. Los casos han subido más de un 50 por ciento en una semana, y se espera lleguen a su pico en los últimos días de enero. Aprovecho este momento para recordar que tengamos mucho cuidado y evitar en lo posible el ser infectado y el contagio. Las infecciones de gripe suelen ser no severas en la mayor parte de la población, pero, por desgracia, hay un porcentaje de personas infectadas que desarrollan enfermedades respiratorias severas, sobre todo en el caso de las personas de edad avanzada.
Pero la gripe no sólo es responsable de una gran parte de los casos de infección respiratoria severa. Múltiples estudios clínicos realizados durante los últimos años han demostrado que el riesgo de infarto en la semana después de tener gripe aumenta alrededor de seis veces. Este riesgo es incluso mayor en adultos con un historial de problemas cardiovasculares, en los cuales el riesgo de infarto, ya de por sí elevado, aumenta casi 20 veces más después de una infección respiratoria de gripe.
Alrededor del 10 por ciento de las personas desafortunadas que desarrollan infección respiratoria severa por gripe y necesitan ser hospitalizadas por falta de oxigenación adecuada, desarrollan problemas cardíacos, además de los problemas respiratorios. Incluso una infección no severa por gripe en personas mayores aumenta el riesgo de tener problemas de corazón en los días después de contraer la gripe.
No se conocen con certeza las razones por las que la gripe aumenta el riesgo de infarto. Una posibilidad es que durante la infección, si la respuesta inflamatoria es exacerbada, se generen micro coágulos o se rompan algunos capilares sanguíneos, dando lugar a una reducción del riego sanguíneo del corazón. Otra posibilidad es que en algunos casos el virus se disemine del pulmón al corazón, causando daños en el tejido cardíaco. Pero, independientemente de cuál sea la causa, lo que sí se sabe es que la vacuna de la gripe reduce aproximadamente un 50 por ciento el riesgo de un infarto.
Por tanto, es importante que personas con antecedentes cardiovasculares se vacunen contra gripe, o que, en su defecto, sean tratadas adecuadamente con medicamentos antigripales si desarrollan la infección con el virus. Aunque mucha gente asocia la gripe simplemente con un catarro, no siempre es así, y la prevención de gripe por vacunación salva muchas vidas y evita hospitalizaciones, ya sea por enfermedad respiratoria severa o por paro cardíaco.