Cuando un partido político o un cargo público a nivel nacional habla del problema de la vivienda en España y sus posibles soluciones se suele enfocar exclusivamente en las grandes ciudades. Obviamente, el número de habitantes/votantes y, por lo tanto, de potenciales afectados por este reto es mayor en las urbes, pero la escasez de vivienda es también un aspecto clave a la hora de fijar población en el medio rural. Por ello no entiendo que cueste tanto ver esta situación desde un punto de vista global, aunque diferenciando las distintas casuísticas, y que se piensen, diseñen y expongan soluciones para todos.
En la provincia de Burgos han ido surgiendo estos años atrás distintas iniciativas para visibilizar y tomar acción ante la necesidad de vivienda en el medio rural. Generalmente han surgido de asociaciones o grupos de acción local que están más directamente en contacto con los pueblos y sus gentes. Pero parece que se ha conseguido ya sensibilizar a «los de arriba», y la Diputación Provincial ha puesto en marcha y empezado a difundir el proyecto VAR (Viviendas de Alquiler Rural). Uno de sus puntos de interés es la red de colaboraciones que ha creado con colegios de arquitectos y aparejadores, Cámara de la Propiedad Urbana, así como grupos de acción local y ayuntamientos.
Los pasos que han dado unos y otros parecen coherentes, empezando con estudios de campo y diagnósticos sobre la vivienda rural y continuando con propuestas de acciones realistas. Los plazos que se marcan para tener éxito también son realistas: sin prisa, pero sin pausa.
Queda la parte más complicada: llegar a los propietarios de viviendas vacías en los pueblos, vencer sus reticencias, miedos o indiferencia, concienciarles sobre la importancia de que actúen y romper esas barreras de comunicación que no dejan de ser paradójicas en este mundo que vivimos tan sobre informado. Pinta bien y podemos lograrlo.