Juan Carlos Pérez Manrique

Estos días azules...

Juan Carlos Pérez Manrique


Consuelo

30/10/2024

Al comenzar noviembre quizás a ti también te alcance el tierno recuerdo que te lleve en algún momento al cementerio buscando consuelo. Tal vez alguna vez leíste cómo delante de la sepultura, el pequeño Pip buscaba ese ánimo esforzándose en imaginar la figura del cuerpo de sus padres muertos antes del tiempo en el que él pudiera retener nada para recordar. Por cómo eran las letras grabadas en la losa bajo la que reposaban sus cadáveres, supo que el aspecto de su madre había sido el de una mujer débil y delicada y que el de su padre el de un hombre férreo, moreno y con rizos. Esa verdad de que todos tenemos la necesidad de mantener la imagen de las personas queridas que ya no están, la vive el Pip de Dickens en ese pasaje de Grandes Esperanzas, una de sus novelas más significadas. De igual forma que la vive también, mucho antes, la hija de un alfarero que trazó en un muro la silueta de su amado a punto de partir e iniciaba así el camino de la pintura, según antigua leyenda. Necesitamos la imagen porque mitiga la ausencia.

De los muertos, también necesitamos su palabra. El Pereira de Tabucci se comunicaba con la esposa ausente al no dejar de hablar continuamente con una de sus fotografías. Otras voces son las de los que duermen en la colina. En 1915 el abogado americano Lee Masters publicó la Antología de Spoon River, una obra imprescindible de la narrativa o de la poesía americana que no te arrepentirías de tener entre tus manos en estos días. Spoon River es un lugar inventado cerca de Chicago. Sus habitantes son también inventados, pero basados en ciudadanos de Lewinston donde Masters vivió y se prohibió su libro hasta 1974. Todos ellos duermen en la colina, cementerio también imaginario que carece de sepultureros, como los de Valle Inclán, que hablan mal de los enterrados, o como los del cementerio de Shia (en Irak, el más grande del mundo y con enterramientos desde hace 1.400 años), que declaraban en el canal Al Jazeera estar en tratamiento psiquiátrico por sentir la aparición de seres sobrenaturales malignos. En Spoon River, los que hablan son los muertos a través de las inscripciones de sus lápidas; dialogan o monologan contando sus penas, sus frustraciones, la causa por la que allí ya duermen y advierten del mundo turbio y desigual que han pisado. Revelan la importancia de que lo que aprendieron perviva en esta orilla tantas veces necesitada de consuelo.