TVE está reponiendo La bola de cristal, un auténtico programa 'de culto' que constituye una referencia ineludible a los años 80. Les confieso que con solo escuchar ese título, mi mente me lleva a momentos de juventud en los que las chicas lucían melenas cardadas, los chicos se peinaban con el pelo en punta y las hombreras se utilizaban como complemento de moda indispensable. Recuerdos, al fin y al cabo, que no hacen más que atestiguar que el tiempo pasa y que, para bien o para mal, ya tenemos una edad.
Vienen a mi mente aquellos 'Días del Espectador' en los que 20 duros te permitían viajar a mundos creados por Almodóvar o Spielberg; a canciones de una ola incomparable de grupos provenientes de la 'Movida' que escuchábamos en Oca, Pentágono o Roma entre a noviazgos con irreal carácter de eternidad. Así manteníamos cerrada, cada vez con más dificultad, la puerta que nos llevaría a una vida adulta que intuíamos cargada de obligaciones.
En ese 'carpe diem' con fecha de caducidad, nos poníamos el mundo por montera y disfrutábamos el momento.
Los sábados por la noche, en las Llanas, cenábamos un buen bocadillo de tortilla con nuestro 'cachi' de cerveza para continuar en las Bernardas hablando de lo divino y lo humano hasta las tantas entre aquellos vasos blancos de plástico, ya saben, tras unas buenas partidas de billar y de futbolín…
Al llegar a casa nos esperaba La 2 con 'Filmoteca TV', en el que la maravillosa melodía de 'Amarcord' daba paso a un buen film que ponía el broche de oro a días que, sin ser conscientes de ello, pasarían a nuestra historia particular.
El domingo tocaba Plantío y un Real Burgos en Segunda B, pero con una afición de categoría, acabaría jugando en Primera y nos dejaría detalles imborrables como pedir un autógrafo al mismo Maradona o ganar a la invencible Quinta del Buitre.
Para mí, los años 80 serán siempre la última 'década prodigiosa'. Porque aunque cada uno guarde sus vivencias particulares ¿han oído ustedes que los 90 o los 2000 marcaran época? Yo tampoco.