No hay nada mejor que empezar un nuevo año con buenas noticias, aunque para algunos no lo serán y es que todo depende del cristal con el que se miren. Esto es lo que ocurre con los datos del censo de población publicados ayer en DB, que ponen de manifiesto que hay municipios que han logrado, tras años en constante declive, frenar la despoblación y recuperar vecinos, mientras otros siguen agonizando a la espera de un milagro. En el primer caso, en el de los que crecen (cómo no hacerlo con el baby boom de 2024), está Briviesca, que suma 146 vecinos para alcanzar los 6.547, una cifra todavía muy alejada de los casi 8.000 que alcanzó en 2009. Y como la capital burebana otros 160 municipios burgaleses han visto engordar su población, pero el resto, nada más y nada menos que 211, no han logrado frenar la despoblación, ese fenómeno que lleva décadas en la agenda de los políticos sin que den con la tecla que ponga coto a la sangría poblacional.
En el caso de Briviesca, no creo que tenga mucho que ver este incremento de población con las políticas municipales. Nunca ha tenido el Consistorio burebano una concejalía para intentar ganar vecinos o evitar que se vayan, o con las numerosas líneas que desarrolla la Diputación (de las del Gobierno central y de la Junta ya ni hablamos) sino más bien con una serie de circunstancias que han propiciado la llegada de nuevas familias que han encontrado vivienda barata y trabajo. No busquen cosas raras, programas inmersivos, incentivos fiscales o ayudas económicas, las parejas jóvenes buscan vivienda económica y currelo. Este es el plan y la solución con los que la bien trazada comienza a salir del pozo y lo hace sin la intervención de nadie… solo de los mercados. Ahora es de desear que la historia continúe y estos datos sean el inicio de otro baby boom como el de 1958-1975, ¡qué tiempos aquellos de bonanza! Pero no en todos los municipios burgaleses hay posibilidad de acceder a una vivienda barata y a un empleo; para ellos la esperanza tiene que llegar de las administraciones y en ello está la Diputación con programas como Repuebla Burgos o el Proyecto Arraigo, además de ayudas para mantener bares, comercios y farmacias rurales o impulsar la digitalización.