Vaya por delante que no he reservado mesa, es más, no tengo ninguna intención de hacerlo en el futuro en el restaurante que las monjas cismáticas de Belorado abren hoy para el gran público en Asturias, tras unos días de prueba que han aprovechado para invitar a tiktokers e influencers para promocionarse y posicionarse en las redes. Como no podía ser de otra forma, los llamados a degustar las primeras delicias gastronómicas elaboradas por estas imaginativas exreligiosas han sido numerosos y todos han salido encantados. La mayoría han llegado a Santa María del Chicu, que es como se llama la casa de comidas o 'restaurante de clausura', movidos por el morbo que genera la singular historia de estas exclarisas y es hasta posible que el establecimiento se convierta en un centro de peregrinación, aunque dudo que sea de gastronomía a la vista de los primeros menús. A pesar de ello, el éxito lo tienen asegurado para unos cuantos meses porque tienen iniciativa, ideas y están acostumbradas al esfuerzo y al sacrificio colectivo, lo que no debe estar reñido con la buena vida.
Sin entrar en disquisiciones teológicas, hay que reconocer a estas mujeres su capacidad para 'emprender' y poner en marcha negocios. Unos han fracasado, los inmobiliarios, y otros tienen potencial, como los relacionados con la repostería y quién sabe si también con la gastronomía, aunque no creo que opten a una Estrella Michelin. No se han esmerado mucho en la primera carta (ensalada, fabada asturiana o paella valenciana de primero…. y de segundo carne guisada y cachopines) y con estos platos tampoco el local va a ser un referente de la cocina asturiana; lo de la paella valenciana en Arriondas tiene algo más que miga. Y no se han esmerado porque no necesitan 'vender' una cocina creativa o platos elaborados para obtener un éxito, tienen lo único que precisan para llenar durante meses, que es estar en las redes y, posiblemente, el chocolate con el que saltaron a la fama, una fama que mantienen y explotan como pocas empresas. De momento han abierto en Asturias, pero no descarten que este 'restaurante de clausura' se transforme en una cadena o franquicia. De mercadotecnia y puesta en escena, estas exclarisas pueden dar clases a más de un emprendedor.