La Sagrada Familia de Barcelona afronta la última fase de su proceso de construcción y en pocos años podrá sumarse a ese grupo de templos únicos y extraordinarios en el que está la Catedral de Burgos. En los últimos días se ha conocido que para diseñar la fachada principal del templo catalán, la de la Gloria, se ha recurrido a tres de los artistas más reputados de la actualidad: Miquel Barceló, Cristina Iglesias y Javier Marín. El Patronato de la Junta Constructora les ha encargado de forma individual un proyecto artístico para este frontal y será una de estas propuestas o la suma de varias la que finalmente se hará realidad.
Los elegidos saben lo que es trabajar en catedrales construidas y con siglos de antigüedad, añadidos arquitectónicos y artísticos variopintos, con gustos a veces discutibles y enfrentándose a aquellos que se creen poseedores de la verdad sobre estos templos. Los murales cerámicos de Barceló en la Catedral de Palma de Mallorca se han integrado con armonía y han enriquecido este templo con arte contemporáneo (multiplicando los visitantes), al igual que lo harán los tapices en los que está trabajando para la Catedral de Notre-Dame de París. Javier Marín es autor del retablo principal de la Catedral de Zaratecas, en la Ciudad de México, que les invito a visualizar en Google. Las puertas del Museo del Prado son obra de Cristina Iglesias.
No sé qué pensaría Gaudí del paso dado, si elegiría a la misma terna de artistas o apostaría por otros diseños, pero esta claro que la Sagrada Familia ya no es solo obra suya, es un monumento con vocación universal llamado a trascender el tiempo y a las personas.
La Catedral de Burgos lleva siglos en esa carrera trascendente de construcción que nos dejará atrás a todos. Me pregunto si veremos antes la fachada de la Gloria terminada que las puertas de bronce de Antonio López embelleciendo y retando al tiempo, al arte y a los simples mortales en la de Santa María.