Blanca García Álvarez

De aquí y de allí

Blanca García Álvarez


El fin de la verbena

23/08/2024

Desde Nuestra Señora a San Roque pasando por Santa Juana de Harza y -barriendo para casa-, San Pedro Advíncula, son las fiestas las que llegan ahora a su final. Verbenas que se apagan, los últimos bailes del verano y pueblos que vuelven a su habitual soledad.

Una última semana de agosto que significa para tantos la vuelta a la realidad, la pelea con el forro de los libros y la posibilidad de cambiar las rutinas de una vida que vuelve a empezar.

El tren que cojo para volver a la mía siempre me parece que tiene cierta maldad: me hace despedirme de los campos que veo durante agosto para que las vías desanden el camino y tenga que volver a contener las ganas de quedarme un rato más cuando vuelven por el paisaje de mis veranos.

Porque siempre he sido más de verbena que de verano en yate, de esas semanas al año en las que aprendo tanto a cada paso que no me dan ninguna envidia todos aquellos que recorren las esquinas del mundo, sufren de los sudores del turista o navegan los mares en mastodontes que no llego a comprender cómo flotan.

He ido al Sonorama y visto la ópera en el Van Golem, acogido amigas en mi familia y despedido a ajenos que eran como de casa, he descubierto ruinas donde antes había hogares y conocido las historias de sus habitantes a través de mis mayores. He visto las estrellas, pasado por el Arlanzón, el Arlanza y el Pisuerga, he comido los frutos de las huertas ajenas y he disfrutado como de niña de mi verbena.

Me vuelvo a ir sin ver las moras madurar, de vuelta a la rutina y a la vida que siento que no es tan de verdad. Con la única envidia en el cuerpo hacia esas mujeres burgalesas que visten todo el verano con conjuntos de dos piezas estampados, de su moreno cántabro y de sus paseos por el mar.

Despido el verano con la tranquilidad de que mis vecinos y yo seguiremos bailando con una coordinación impoluta el No rompas más y de que las paredes de piedra sirven para no tener cobertura y, en tantos sentidos, desconectar.