Héctor Jiménez

Ni confirmo ni desmiento

Héctor Jiménez


Gobernar para borregos

12/09/2024

Por una vez, voy a ponerme en la piel del político. Dejo a un lado mis quejas por las obras eternas, las declaraciones vacías, las mentiras a las que ahora disfrazan de cambios de opinión, el trilerismo parlamentario y todo el fango que estamos viendo y que nunca habríamos creído hace unos años. 

Opto por saltar la barrera para ver los toros desde el punto de vista del gestor, porque hubo una fotografía que me dejó el otro día pensativo: la del punto limpio del G-3 rodeado de mierda tras su clausura por un incendio. Por culpa del fuego la dotación municipal ha quedado inutilizada, ahora hay que arreglarla, y mientras tanto decenas de borregos han decidido que les da igual, que ellos van allí, lo tiran y santas pascuas. 

De punto limpio ha pasado a ser punto sucio, como bien lo bautizó en estas mismas páginas Guillermo Arce, quien pedía mano dura en forma de multas. Pero yo, que soy más descreído, concluyo que el ser humano no tiene arreglo.

Recuerdo que hace unos años, cuando se inauguró el nuevo paseo central de la Quinta, uno de los rincones joyitas de la ciudad, apenas duró unos días sin pintadas y sin vandalismo. Basta que arreglen un parque infantil para que a las pocas semanas esté grafiteado. Y lo del robo de las petunias en las rotondas es otro nivel, el máximo de raterismo y zafiedad.

¿Cómo se gobierna para esta gente? Da igual el color político de los que estén al mando en cada momento. ¿Cómo se mantienen las ganas de hacer cosas por tu ciudad cuando te queman contenedores, te vuelcan papeleras, te destrozan bancos de diseño y te pintarrajean puertas, ventanas y locales?

Si nos pasamos la vida criticando a los gestores públicos, muchísimas veces con razón, no se justifican ni se entienden comportamientos de este pelaje por parte de un porcentaje de la sociedad que será pequeño, pero no tan pequeño como queremos creer.

Los destrozos se los achacamos a la chavalería, los incendios intencionados en el Castillo a pirómanos o a borrachines haciendo botellón. ¿Y la basura acumulada junto al punto limpio del G-3 de dónde ha salido? ¿También la llevan allí jóvenes adolescentes híper hormonados? Desde luego que no. Serán adultos hechos y derechos, profesionales de distintos oficios, honrados padres de familia, valientes mujeres independientes.

Hoy me levanté pesimista. Ante cosas así, me rindo.