En la celebración del '25 aniversario' de la Fundación Atapuerca, hace unos días, se echó de menos el término 'vigésimo quinto', como es correcto de acuerdo con la RAE. Si acaso lo oyera bien, ¡sólo se dijo una vez! Y no es que no hubiera talento gramatical encima de ese escenario, pocos sitios, acaso ninguno, podría acumular tanto en tan poco espacio. Son los tiempos pensé, el lenguaje de las redes y los medios atrapado por la brevedad y la simpleza. Pero no deberíamos olvidar que la versatilidad y la riqueza son dos atributos del español que ha costado siglos conseguir.
Como bien se dijo, acumulamos seculares signos y millonarios huesos enterrados. Somos ricos en piedras y terruño, duras, áspero, pero ellas esconden secretos, él atesora misterios. El lenguaje ha ido poco a poco revelando unos e interpretando otros. No las manos laboriosas, que también, sino la infatigable lengua, el fino escarpelo del desparpajo ha sido el que ha ido desvelándolo todo y haciéndolo comprensible para los legos. Esa ha sido su grandeza, su generosidad, y debería ser nuestro honor y nuestro orgullo, contar con los autores de ese ingente diccionario. Me refiero a un tal Arsuaga, por madre Ferreras; a otro Bermúdez de Castro y de madre Risueño; y el tercero, un tal Carbonell, per part de mare i Roura. Esos son los tres talentos que, venidos de fuera, y escarbando, escarbando, han convertido nuestra ciudad y su alfoz en un gruyere inmenso, sabrosísimo, ubérrimo, que, rodando, rodando, ha llegado al mundo entero. Su talento ha llenado nuestras calles de smart and clever youngs que vienen y se van; sabios que lo observan admiran y cuentan; políticos que vienen a hacerse fotos y presumir de ellas; reyes, plebeyos, ricos, pobres, cojos, ciegos, todos vienen, husmean, comen morcilla, beben vientos, pero ninguno de ellos, grandes e chicos, podrá pasear por una calle que lleve el nombre de ninguno de los tres talentos. Así de áspera y distraída es la usanza de esta tierra, que para hacer memoria necesita siglos. Yo me pregunto, ¿acaso no es más propio de los tiempos la celeridad?, ¿no deberíamos correr un poco?, no sea que se vayan, desaparezcan y, desmemoriados como somos, los olvidemos. Alcaldesa, usted que tiene tan ágil la lengua, pronúnciese, haga algo, que el 25 aniversario acabe siendo 'vigésimo quinto' con tres calles llenas sabiduría, gratitud y memoria, las de los tres talentos.