Se dice que de poetas y de locos todos tenemos un poco, y es verdad, pero también tenemos algo de pintores o de músicos, pero no de 'locos', porque locos no es un diagnóstico, nadie lo es pues esa palabra no ha estado en los libros de medicina, psicología y psiquiatría nunca; es tan solo una locución pública y ofensiva. Cierto es, sin embargo, que el arte y la enfermedad mental guardan relaciones íntimas e intrigantes. Desde hace siglos se sabe que los grandes creadores suelen ostentar rasgos de personalidad peculiares o extravagantes, y la lista de artistas enfermos mentales es interminable. Se ha analizado la producción artística de personas enfermas buscando el origen de la creatividad pura, sin influencias culturales ni técnicas, que nace del sufrimiento y la necesidad expresiva, como hacen los niños o los cavernícolas. Se lo ha llamado art brut o arte divergente, o incluso, como los nazis, arte degenerado, pero nosotros preferimos Puro Arte, pues además de inocente es original y admirable, como se puede comprobar en sendas exposiciones colgadas actualmente en Burgos (Fundación Pablo del Barco y Residencia de Mayores Cordia).

Pero el estudio neurocientífico de la creatividad va más allá del arte. Por ejemplo, los grandes descubrimientos de la física moderna se deben a mentes ingeniosas y, con frecuencia, perturbadas; los grandes retos sociales, políticos, científicos que nos plantean las nuevas tecnologías solo se resolverán desde propuestas muy creativas, aunque parezcan alocadas, etc. Por eso, la relación entre creatividad, genialidad y enfermedad es objeto de investigaciones científicas muy complejas, como análisis psicológicos finísimos o estudios de neuroimagen cerebral en vivo, mientras se contempla o crea arte. Así, poco a poco se irá desvelando el misterio de la creatividad humana y quizá podamos utilizarlo para afrontar los grandes retos tecnológicos, científicos y éticos que nos esperan. El estudio de las producciones artísticas de personas con enfermedad mental puede aportar un granito de arena en esa dirección, sus inquietantes obras abren una ventana al insondable mundo de la creatividad humana, tanto la grande que nos aproxima a los dioses como esta menor que posibilita que yo lo esté escribiendo y usted leyendo.