El pasado lunes este periódico publicó una información en la que se exponían diez bulos sobre la inmigración que eran rebatidos, uno por uno, por expertos en el tema como el comisario, la fiscal de menores, profesores de la UBU... Eso es periodismo, y en estos tiempos más.
El caso es que la nota ha tenido una repercusión inusitada en X, antes Twitter. Ha sido vista por decenas de miles de personas más que cualquier otra información y respondida por multitud de comentarios. Uno no es habitual de este territorio digital y, precisamente por eso, flipó al leer las respuestas. El tono general es faltón, cuartelero, chusco, como de barra de taberna en la que cada uno abre la boca para ver lo que sale, insulta, maldice y se queda tan a gusto. Parece que han dejado el carajillo por un momento sobre esa barra, y a berrear. Muy viejo todo. Además, da la impresión de que pocos han leído el texto o no lo han hecho con la atención mínima requerida y luego, si eso, criticar.
Resulta que esos señores, hay una clara mayoría masculina, consideran un insulto personal que un periódico publique la opinión de algunos profesionales que rebaten, con datos y argumentos, comentarios xenófobos, racistas y sobre todo falsos. Se lo toman muy a mal y dedican epítetos delirantes a este medio al que acusan de, precisamente, manipulación, sostener a la derecha tradicional y al «régimen» y, a la vez, ser izquierdista, quién lo iba a decir. Todo esto, en su inmensa mayoría, tras un apodo o nombre falso (muchas veces sonrojante) y una imagen de perfil testosterónica y casi autoparódica.
Coincide este 'éxito' con la noticia de que el diario británico The Guardian abandona X, y otros le han seguido. Argumenta que esta red social tiene «contenidos a menudo inquietantes», incluidas «las teorías de la conspiración de extrema derecha y el racismo». ¿Le suena? El anuncio se produce después de la entrada de Elon Musk, amo del chiringuito, en el equipo de la Administración Trump. Y viendo cómo es el dueño del bar, no puede sorprender el ambiente ni el público, fan incondicional del pormishuevismo. Con un poco de suerte se quedarán solos en esa cantina de mesas sucias y serrín en el suelo. Así podrán discutir, tranquilamente, si el carajillo es mejor de coñac o de anís, eso u otras conversaciones de tasca. Poco más. Salud y alegría.