Fernán Labajo

Plaza Mayor

Fernán Labajo


No es ciudad para niños

20/06/2024

Últimamente me he dado cuenta de que los parques infantiles, más allá de ser lugares de diversión para los niños, son el escenario perfecto para lograr el balance perfecto de la paternidad: la eterna disyuntiva entre darles libertad o sobreprotegerles para evitarles más de un sofoco. Por ejemplo, el otro día mi chaval tuvo un enfrentamiento a cara de perro por un lugar en un balancín. Su oponente era claramente superior y se deshizo de él sin apenas esfuerzo. El pobre me miró en busca de ayuda y sólo pude responderle con un gesto en el que claramente le di a entender que 'ajo y agua'. Que no podía agarrar de la pechera al otro renacuajo para facilitarle las cosas en un columpio. Es la ley de la selva. Luego, claro, llegaron los remordimientos ante unos ojos llenos de rencor e indefensión. 

En Burgos el deporte de la paternidad empieza a ser de riesgo. Existe el problema de que se ha hablado tanto de la escasez de oferta de ocio juvenil, que sin duda es evidente, que aún no se ha abierto un melón que considero importante rajar con un cuchillo jamonero. El paupérrimo estado de los parques infantiles. Sobre todo cuando los comparo con localidades del entorno. Y no estoy hablando de ciudades comoBilbao, Logroño o Santander, que están tan por encima que ya calificaría sus instalaciones de recintos temáticos. Es que he visto pueblos que tienen algunos que en comparación con los nuestros parecen Disneylandia. 

La lista de deseos que he ido recabando en diversos viajes es tan extensa que no quedan líneas para detallarla. No estaría de más que los responsables municipales abrieran los ojos para darse cuenta de que algunos parques están igual que cuando ellos eran niños. Y que un padre está dispuesto a cualquier locura por su hijo. Incluso a darles el voto a cambio de columpios nuevos.