Lo cierto es que la actualidad no nos deja mucho margen al optimismo. Lo que veo, leo y escucho en los medios hace estériles mis esfuerzos por sobreponerme a la realidad. No hemos digerido todavía las consecuencias de la barrancada valenciana cuando las noticias nos llegan con aviones que se caen o que les tiran, con Putin interviniendo todo lo que puede en otros países, con el último ejemplo de Georgia, o con cayucos llegando incesantemente a nuestras costas con los supervivientes exhaustos.
Mirando un poco más lejos vemos la incógnita que supone el cambio de régimen en Siria una vez que ese abyecto dictador huyó en plena noche o el inacabable enfrentamiento asimétrico entre el todopoderoso ejército israelí y los palestinos. Netanyahu y sus aliados están pescando en aguas revueltas y ajustando cuentas en Líbano, Siria, Yemen, etc. Todo a la espera de que llegue Trump a la Casa Blanca, más cómodo con los pirómanos que con los bomberos.
En la UE seguimos preocupados por la guerra de Ucrania, que se desangra plantando cara a la ambición ilimitada del sátrapa ruso al tiempo que cuestionamos los logros del movimiento europeísta. Estamos en permanente indefinición que nos debilita frente a Estados Unidos y China tanto en lo económico como en la defensa, como acaba de revelar el informe Draghi.
En estas circunstancias necesitaríamos en nuestro país una administración fuerte y con las ideas claras, y lo que nos encontramos es un gobierno extremadamente dependiente de unos apoyos cuyos objetivos son precisamente la debilidad del Estado. Con todo este panorama formular los deseos de paz y prosperidad para el año que comienza es más que nunca una mera declaración voluntarista rayana con la inocencia más naif.
Pero como no hay que perder nunca la esperanza he decidido dejarme llevar por algunas de las luces navideñas que este año ha instalado nuestro Ayuntamiento. Un acierto total pasar del brillibrilli a la calidad y elegancia de esas burbujas de la Catedral o la calidez de la iluminación de sus aledaños. Voy a quedarme con esa imagen para inspirarme y desear a los burgaleses que despidan adecuadamente este decepcionante 2024 y que tengan un Feliz Año Nuevo en el que se cumplan sus sueños y avancemos como sociedad.