Blanca García Álvarez

De aquí y de allí

Blanca García Álvarez


La penitencia

28/03/2024

Hoy preferiría que no me leyeran. Que estuvieran tan ocupados preparando capirotes que no tuvieran tiempo para mis 'ocurrencias'. Que se hayan reunido las mujeres de su casa para pasar el ajuar de la abuela a la nieta, mientras la madre le hinca la peina de la mantilla heredada. Que se den cuenta del dibujo que acompaña a esta columna cuando sus hijos tengan esta página aplastada y cubierta de la cera que va pidiendo a los nazarenos al pasar. Que ese niño descubra que cada golpe de tambor le vacía por dentro, llevando a una sensación por el silencio que nunca había conocido. Que quien herede los pendientes con más valor sentimental que económico descubra en su velo negro el peso de la tradición. 

También preferiría no escribir esta columna, si les soy sincera. Que mi tiempo se ocupase en mirar ensimismada como las floristas del mercado se suben a una escalera poco segura, pero con paso firme y, mientras miran una escultura de madera que significa la devoción de un pueblo, ofrecen una obra de arte que se marchitará.

Que se me olvidara la cita que tengo con ustedes porque estoy ensartando los claveles que me enseñaron a colocar las que depositaron en mí la garantía de conocimiento para las próximas décadas. Que no tuviera un segundo al llegar a casa para sentarme enfrente del ordenador y abrir un documento nuevo en el que explicarles lo que es la Semana Santa para mí después de diez horas de procesión, cuando ya no recuerdo ni mi nombre, ni mi profesión, ni por qué paso por el mismo calvario cada año.

Todo esto me encantaría. Pero si yo lo escribo y ustedes siguen leyendo a estas alturas es porque el tiempo nos aguó los planes, porque el trabajo de las cofradías de todo un año se ha ido por la alcantarilla municipal en forma de lluvia, porque están (y estoy) haciendo una vida sin estación de penitencia en la que el dolor es el de aquellas promesas sin cumplir, el de aquel «este año me visto de…» que se propusieron en mayo, y el de un Burgos que se vuelve más frío de lo habitual.

ARCHIVADO EN: Arte, Burgos, Semana Santa