Siempre he opinado que no deberían ser necesarios los 'días de…' para recordar algo o a alguien, aunque es verdad que su existencia son una buena excusa de celebraciones a mayor o menor escala.
El domingo fue en España el Día de la Madre y, además de la proliferación en redes sociales de fotos y mensajes y los recordatorios de los medios de comunicación, se notaba también el festejo en la calle, lo cual no es de extrañar en este país, donde la familia tiene aún un gran peso en la sociedad.
La palabra 'madre' atesora un carácter protector y a la vez afectivo; es sinónimo de origen, causa, se utiliza para cualquier función creadora, fundadora, promotora, autora, iniciadora y comparte raíz en numerosas lenguas: mother, mare, méter, mair, mater, amá…
Desde esta amplia diversidad de 'madres' me gustaría poner hoy el foco en aquellas que han decidido asentarse en el medio rural, especialmente en los pequeños pueblos de esta Castilla inmensa que combate históricamente contra la despoblación. Mujeres y madres ya casi en su totalidad trabajadoras, bien a través del emprendimiento, empleadas por cuenta ajena en negocios de sus localidades y municipios cercanos, gestoras de ganaderías y fincas agrícolas heredadas o adquiridas.
Mujeres y madres que apuestan por la mejor educación para sus hijos en las injustamente infravaloradas escuelas rurales y que se las ingenian para conciliar la vida familiar y laboral a pesar de que en el medio rural cuesta mucho instalar guarderías o comedores en los colegios o tener una amplia variedad de actividades extraescolares. Tan luchadoras como sus antecesoras aunque la vida parezca ahora más fácil.
Precisamente porque hoy en día hay muchas más opciones, la de elegir quedarse en el pueblo es una fuerte apuesta que seguro conlleva mucha reflexión. Madre es sinónimo de origen, raíz; crea, promueve y fija población. Casi nada.