Vuelvo a acudir a una de mis alacenas de frases, esas que sirve en las más diversas situaciones, pero que describe muy bien el clima social en el que vivimos últimamente. Este estribillo/título de Fangoria me ha servido de muletilla hace ocho y cuatro años, y va a mantener su validez según pintan las cosas.
Me repito, sí, pero es que este Criticar por criticar lo puedo aplicar a la política, al deporte, a la Navidad o al mobiliario urbano, tan versátil es y tanto se critica hoy en día. Muchas veces con motivo, con mucho motivo, pero en otras tantas se hace por ejercer de vilipendiador profesional, sin retirar las orejeras que cercenan el campo de visión e impiden considerar otros puntos de vista.
Pongamos un ejemplo reciente. La plaza del Trigo de Aranda, sinónimo de Sonorama Ribera, luce desde hace una semana un libro-banco en homenaje a Supersubmarina. Mientras miles de lectores se emocionan al repasar la historia de este grupo, truncada en pleno éxito por un desgraciado accidente, hay criticadores oficiales que denigran el hecho de que esté colocado en este enclave. Que si es una plaza típica castellana, que va a ser otro lienzo para inmundas pintadas, que molesta, que no es cómodo, que... podría seguir así un buen rato.
No les quito la razón, cada uno tendrá la suya, pero la esencia de plaza castellana se limita a tres edificios con soportales, el libro-banco tiene un tratamiento antivandalismo y no está pensado para pasar la tarde al sol. Es un reclamo para amantes de la música, para que vengan a Aranda más allá de Sonorama. Luego nos falta tiempo para coger el coche y plantarnos en Madrid para hacernos fotos con las Meninas o irnos de compras a una capital atestada de gente atraída por la iluminación navideña como polillas. No digo que no critiquen, pero busquen lo constructivo, mejorará su estado de ánimo.