Inés Praga

Esta boca es mía

Inés Praga


La Lotería

22/12/2024

Hoy es el único día del año en que da gusto ver el telediario, con tanta gente feliz descorchando champán y haciendo planes. Y además compartiendo décimos y alegría, siguiendo ese lema del sorteo que nos une. Una pena que los otros 364 días no lo hagamos así, pero me encanta ese jolgorio, sobre todo si le toca a gente necesitada; bien mirado, jamás ha salido un rico mostrando un décimo premiado. ¿Será que no les toca nunca? 

Los que ganan mucho en la lotería despiertan una curiosidad morbosa. Un trabajo muy citado del Fondo Nacional para la Educación Financiera (NEFE) afirmaba que el 70% acaban arruinados en cinco años, pero la propia organización denunció que el estudio era falso. Hay teorías para todo: según el economista Richard Easterlin, a partir de cierto nivel de renta, el incremento de patrimonio no aumenta el bienestar, porque el dinero pierde su efecto, como una droga a la que uno se habitúa. Y en otras ocasiones, la suerte solo trae problemas. Recuerdo una película irlandesa, Despertando a Ned, sobre la pesadilla de un pequeño pueblo cuando a un habitante le toca una fortuna. 

Valoramos el dinero como una vara de medir la felicidad y envidiamos a los que tienen más (y mucho). Así que deberíamos fijarnos en que en distintas comunidades indígenas con una economía de subsistencia se ha demostrado un índice de satisfacción vital bastante más alto que el nuestro, porque carecen de la competitividad y el consumismo que nosotros padecemos. Pese a todo, hoy estaremos ansiosos con los décimos en la mano, esperando que canten nuestro número. ¿Se imagina que le cae ese 'pellizco' para pagar la hipoteca, cambiar de coche, hacer un crucero o darse un caprichito? La vida sería más fácil, sin duda, pero la pregunta es: ¿sería Ud. mucho más feliz? Porque lo malo es que el dinero solo compra ciertas cosas, como ya sabemos, y no puede cambiar la naturaleza humana. Hay un cuento de la escritora norteamericana Shirley Jackson, titulado precisamente La Lotería, que es uno de los relatos más horripilantes que he leído. Nada que ver con esta fiesta nuestra de hoy, llena de sueños e ilusiones. 

Si no les toca, recuerden que hay otra lotería más discreta que nos cae todos esos días que vivimos con salud, techo, comida y afecto. Pero esa, qué tontos somos, no la celebramos. Felices Fiestas, amigos.