Nos encontramos esta semana los contadores del deporte, y amantes del fútbol en general, con el enorme desafío de poner palabras, de intentar explicar lo inexplicable. Lo del Madrid. Tarea difícil, pero privilegiada. Ser testigos de la historia. Lo del Madrid de Di Stéfano, el de las cinco Copas de Europa, las primeras, nos lo contaron, lo hemos visto en aquellas imágenes que atravesaron décadas para hacer eterno un futbolista que en blanco y negro parecía ya jugar en color. Pero lo de ahora lo estamos viviendo. Ojipláticos. Y como aquello, también esto va directo a las páginas de historia, noches de leyenda de las que seguirán hablando las próximas generaciones. Sí, lo han hecho, otra vez. Puro vértigo.
Un equipo que se rebela ante la derrota, da la sensación de que no la contempla, no entra en sus planes, ni aunque el imponente videomarcador del Bernabéu arroje un 0-1. Minuto 86. Ahí algunos quizás pensaban, pues no, esta vez no. Pero lo hacían 'a lo bajini', dejando un resquicio abierto a la esperanza, los madridistas y al miedo, los antis. Y al final, esta vez, también. Otra vez. La frase nunca les des por muertos se debió inventar para este Real Madrid. Bien lo saben sus rivales. Lo han sufrido ya unos cuantos.
Ahí aparecerá para siempre el nombre de Joselu. Quién lo iba a decir, ¿verdad? ¡Qué historia la suya! No rendirse nunca. ADN madridista. La encarnación de la explicación para lo inexplicable. ¿Qué es el Real Madrid? ¿Y tú me lo preguntas? El Real Madrid es Joselu. También Vinicius, y Modric, y Bellingham, y Kroos… ¡cómo no! Pero Joselu. Veinteañero, asciende al Castilla, marca con el primer equipo… Pero con 22 años le toca hacer las maletas. Trotamundos del fútbol, pasa por Alemania, Inglaterra, Dépor, Alavés, Espanyol. Y ¡con 33 años! vuelve al Madrid, cedido por un equipo recién descendido. Humilde, trabajador, madridista, buen tipo, y con gol. Delantero, no le dan el 9. Lleva el 14. Muchos le niegan el pan y la sal. Se va Benzema, llega Joselu. ¿Dónde va el Madrid con este delantero? Pues a la final de Champions. Hasta ahí le ha llevado él. Hace dos años la vivió en París como hincha. A ésta llega como héroe. Atentísimo, esperó el error de Neuer, más rápido, más listo que el defensa. Con más fe. A lo mejor ahí está el secreto. En la fe, en creer. Creer que con 34 años te puede llegar la oportunidad de tu vida. Creer que en 163 segundos puedes firmar una remontada histórica. Creer, y que la oportunidad te pille preparado. Una lección de vida.