La puesta en marcha de la zona de bajas emisiones en Burgos va camino, si no lo es ya, de convertirse en un culebrón de aquellos venezolanos de más de 500 capítulos. Los guiones de algunos de ellos se han escrito esta misma semana en sede consistorial y en ellos se entremezclan el drama, la comedia y el misterio. Por una parte, el Ayuntamiento y la ciudad se enfrentan a la tragedia de perder 2,5 millones de euros en fondos europeos si el Burgos Central no se implementa antes de 2025. Y el Consistorio ha llegado a este extremo por la inoperancia tanto de este equipo de Gobierno (PP y Vox) como del anterior (PSOE y Ciudadanos). Porque en el mandato pasado hay que recordar que el juzgado tumbó la ordenanza que preparó aquel bipartito por un error infantil, iniciar el procedimiento de contratación de los sistemas de control sin haber aprobado la ordenanza. Y en la presente legislatura han tenido que pasar 9 meses para que la Concejalía de Movilidad dé los primeros pasos hacia la reducción de la contaminación en la capital, los encaminados a dictar esa norma regulatoria.
El argumento ha dado también un giro inesperado, que si no fuera por la seriedad del asunto movería a las risas, cuando los socios de Gobierno del PP salen a la palestra para advertir de que ellos no están de acuerdo con el tenor de la ordenanza, en su opinión harto severa cuando en realidad se limita a describir una zona de exclusión prácticamente reducida a la almendra peatonal del centro histórico más alguna calle más. Por las que no podrían circular coches fabricados hace más de 20 años. Nada del otro mundo, pero Vox está en su derecho de oponerse y defender sus postulados programáticos en el ámbito municipal.
Y como toda buena telenovela ha de tener su dosis de suspense, hete aquí que el Ayuntamiento ignora en estos momentos cómo va a afrontar el proceso de contratación de los sistemas de vigilancia de ese Burgos central. Licitarlo de nuevo sería lo lógico, pero hay quien piensa en ampliar el contrato con la adjudicataria de la gestión del tráfico. Que no experimenten, que ya se sabe lo que le pasó a la Junta cuando le dio a Tragsa, porque sí, la continuación de las obras del Parque Tecnológico.