Papá Noel dejó en casa un juego para que mis primos, los pequeños, aprendieran las provincias. Traía las 52 piezas imantadas que cuentan los elementos más importantes de cada una de las divisiones históricas: con una morcilla y la catedral para representar nuestra tierra, una botella de vino en Valladolid, unos torreznos en Soria y un faro en Cantabria.
Ayer, mientras jugaba con ellos, les explicaba por qué en Navarra un señor vestido de blanco corría delante de un toro y en Albacete había un queso. Descubrieron que había otra Castilla más al sur, que su prima vivía de vez en cuando en una ciudad española en África y que nuestro pueblo está en el límite entre Burgos y Palencia.
Lo que no sabían es que, mientras ellos descubrían que hay unas casas colgadas en Cuenca, yo me estaba dando cuenta de que sabían bastante más ellos de Castilla que cualquier cosa que yo les pudiera contar. No lo cuento con orgullo, sino como propósito de enmienda de este año, quizás el único que pueda cumplir de todos los apuntados en la lista que tengo en la cabeza y que cambio constantemente según me convenga.
He viajado a Jordania y a Nueva York y no conozco el castillo de Castrojeriz, que está a 20 kilómetros. Tampoco tengo información sobre Berenguela o los Comuneros o sobre pedazos de nuestra historia más allá del Cid y los Condestables.
No soy la única en mi generación, pero hay esperanza. Unas chicas de mi edad organizaron en 2020 'La perdiz roja', una asociación cultural y revista que busca en el pasado de Castilla el impulso para un futuro completamente propio. Hacen fiestas en castillos con tecno, beben en bota vestidos con esos vaqueros que a nuestros abuelos les parecerían un despropósito y, quizás lo que más envidia me da, son modernos que conocen su pasado.
Ellas son una de las razones para dejar de pensar que este 2024 tengo que ir más al gimnasio, comer menos hidratos y hacer las cosas con más tiempo para centrar mis esfuerzos anuales de mejora en conocer lo que hay debajo del Burgos actual, de su decaimiento y de sus campos y aprender de la Corona para volver a ser reyes.