Vaya por delante que aunque estemos a jueves vengo con resaca del fin de semana, un fin de semana muy femenino y musical no exento de polémica como todos ustedes ya sabrán. La palabra zorra está en boca de todos y la canción Zorra, elegida para representar a España en el Festival de Eurovisión de Malmö (Suecia), también. Y con ello volvemos a los debates de siempre, a la lucha entre facciones del feminismo y a jugar a ver quién es más moderno y tolerante cuando, en realidad, avanzamos menos de lo que creemos.
Hace muchos, muchos, muchos años, cuando todavía se mandaban infinitos emails de aquellos insoportables de reenvío, recuerdo uno en el que aparecía un listado con decenas de sinónimos que calificaba a hombres y a mujeres de la siguiente manera: hombre sagaz: listo; mujer sagaz: zorra. Hombre ligero: atlético; mujer ligera, zorra. Hombre ladino: astuto; mujer ladina: zorra. Hombre taimado: granuja; mujer taimada: zorra. No continúo con la ristra de ejemplos porque seguro que se pueden hacer a la idea de qué iba la vaina. Aquello quedó en mi memoria por lamentable, descalificativo, machista, porque hacía reír… pero han pasado los años, se nos llena la boca con palabras como igualdad y libertad, pero seguimos viendo en la palabra zorra un insulto. Miremos más allá, caramba, y que sea cada uno el que se califique a sí mismo. Si Mary Bas, la cantante de Nebulossa, se ve a sí misma como una zorra, en cualquiera de sus acepciones y en primera persona, pues adelante. Nadie más tiene por qué sentirse así y mucho menos sentar cátedra de cómo se califica ella en su canción. Precisamente, otra canción es eso, la canción. Un poco justita -leáse con ironía- cuando de lo que hablamos es de representar a España en un festival musical…
Y mientras todo esto nos obnubilaba en España, Taylor Swfit hacía historia con su cuarto Grammy al mejor álbum (Midnights) y Miley Cyrus se reivindicaba como nunca emulando a Tina Turner en el escenario con su tema Flowers. Eso sí es empoderamiento del bueno.