René Payo

Del Ayer al Hoy

René Payo


Adiós mercado, adiós

01/04/2025

A cada golpe que la grúa demoledora aplica a las paredes del antiguo Mercado Norte se van diluyendo recuerdos de toda una generación de burgaleses que, desde nuestro nacimiento, siempre hemos tenido a este edificio presente en el horizonte de nuestra ciudad. Traigo a estas líneas algunas de las vivencias de mi infancia, cuando me encantaba ir a la 'plaza' (así se llamaba popularmente al mercado), con mi querida abuela Casilda cada sábado a la compra. Me hacía profundamente feliz bajar al sótano y ver allí a los vendedores de animales vivos (corderos, pichones y conejos) y siempre tuve la ilusión de que me comprara uno de ellos, no para cocinarlo sino para cuidarlo en nuestra modesta casa, aunque obviamente reinó la sensatez y nunca se cumplió este anhelo. También deseaba que llegara este día para que mi abuela me comprara en uno de los puestos un rico trozo de pan preñado de chorizo que me sabía a gloria bendita. Un mercado en donde el bullir de la gente era constante y que con sus dos pisos me parecía, visto con mis ojos infantiles, un auténtico universo de sensaciones visuales bajo aquella gran cúpula vítrea hoy casi desaparecida.

Pero igualmente los locales, hoy vacíos que se ubican en los soportales de este edificio y que también están a punto de pasar a la nada, me traen a la mente entrañables recuerdos. Como los de aquella antigua peluquería a la que en principio iba acompañado de mi madre y más tarde, ya en mi adolescencia y primera juventud, solo y en donde me hicieron mi primer corte de pelo 'moderno'. O aquella mítica librería El Principito, regentada por Payno, en la que subiendo unas empinadas escaleras llegabas a un sancta sanctorum de libros singulares que era imposible encontrar en ningún otro lugar de Burgos. O la boutique Dorothy and Peter que era una brisa de moda british en ese Burgos de hace ya unas décadas. En fin, no quiero ser el típico abuelo cebolleta, pero me pueden unos recuerdos de unas épocas quizá un tanto idealizadas pero que creo fueron objetivamente felices en un Burgos que, a pesar de lo que traten de hacernos ver algunos cenizos a los que casi siempre todo les parece mal, no fue tan gris como a veces nos lo tratan de pintar.