Rocío Martínez

Pegada a la tierra

Rocío Martínez


Ser valientes

29/09/2024

Me consta la simpatía que hay en nuestra tierra por el Athletic de Bilbao, por aquello de la cercanía, la admiración por esa filosofía en peligro de extinción de futbolistas de la tierra, por los mitos como Iribar, los nuevos ídolos como los Williams, porque la Catedral es el gran estadio que nos pilla más a mano, por ese aroma de fútbol del Norte, que por cierto cada vez se respira más en el Plantío.

Quizás también por motivos sociológicos. En los 60 y 70 muchos burgaleses emigraron al Botxo buscando un futuro. Por ejemplo, mis padres hicieron las maletas, uno desde La Bureba, otra desde Las Merindades y el destino les unió allí. Yo ya nací en Burgos, porque esas maletas tuvieron billete de vuelta, pero para mí Bilbao es especial y San Mamés uno de mis campos favoritos. 

Pero esta semana en Roma, un grupo de cafres se camufló entre la afición athleticzale y encendió y lanzó bengalas. Temeraria, peligrosa, «inadmisible» como dijo el propio Athletic, manera de celebrar el golazo imperial de Paredes.

Quiero poner en valor la denuncia del club, pero sobre todo del entrenador Valverde y sus capitanes, De Marcos e Iñaki Williams, en nombre de toda la plantilla. El Txingurri les echó una buena bronca a los bárbaros en el mismo instante. En pleno partido. No diré inédito, pero no es habitual que un míster se enfrente a su hinchada, bueno, a esa minoría que mancha la imagen de la extraordinaria afición rojiblanca. 

Aún hay quien piensa que estos grupos de angelitos a los que lo que les gusta es liarla, son los que dan color, y sonido a los estadios. Muchos los que temen que sus radicales se enfaden. No lo hizo Valverde. Valiente. También los futbolistas, que al final se fueron a tirarles de las orejas. Hasta el resto de aficionados, los de verdad, les afearon la conducta a los de las bengalas.

Otro gracioso le lanzó un vaso al árbitro del Espanyol-Villarreal. Le pillaron. Que se sepa que en el fútbol ya no todo vale. Que tenga consecuencias. Ya las hay. Dos sentencias DE CÁRCEL por insultos racistas en los campos. Una propuesta de sanción de 60.001 euros por lo mismo en versión redes, lugar donde convive el ingenio y el estiércol. El bolsillo duele. 

Los aficionados del Barça no podrán acompañar a su equipo a Belgrado por una pancarta con lenguaje nazi. Pagan justos por pecadores. Y eso que nuestras gradas son más civilizadas que hace años y más pacíficas que las de otros países. Sois cada vez menos, pero cafres, fuera del fútbol, no os queremos.