En su espectacular y ameno libro, Aquí no hemos venido a estudiar (Arpa Editores, 2020), apasionante historia del siglo XX a partir de lo que sucede en la cárcel de Burgos durante el franquismo, Enric Juliana traslada una pregunta inquietante: ¿y si lo que conocían los presos sobre la situación española de la dictadura no era más que un eco deformado, unas sombras engañosas de una realidad malinterpretada, como sucedía en la famosa caverna de Platón? Aquella era una cuestión clave. ¿Se daban las condiciones sociales necesarias para provocar la caída del régimen? ¿Debían los presos de Burgos emprender una lucha feroz para contribuir desde la prisión al fin de la dictadura?
Podemos trasladar a nuestro presente la peliaguda cuestión: ¿conocemos de verdad lo que sucede?, ¿tenemos los datos que nos permitan comprender la realidad? O, más concretamente: ¿por dónde transcurren los intereses de los ciudadanos mientras los partidos políticos y sus medios nos cuentan otras cosas? Así, en un asunto tan importante como las elecciones regionales en Castilla y León, que el principal tema de discusión sean las macrogranjas, en vez de, por ejemplo, la financiación ilegal del partido popular, o la falta de alternativas para los espacios intermedios y rurales de la comunidad, es algo escandaloso e insultante.
Como dicen algunos gurús de la ciencia de la estupidización colectiva, la intervención del ministro Garzón fue un regalo para que el PP apostara estratégicamente por alejarnos de la realidad (la judicial, la económica, la sanitaria, la educativa, la demográfica, la cultural…). Pero, ¿qué es eso de parar al presidente Sánchez? ¿Cuál es el debate sobre Castilla y León? Henos ante un Mañueco y un Casado vistiéndose con las ropas de Ayuso, diciendo nada, escapando a la realidad, bombardeándonos falsismo mágico desde redes y medios.
Exijamos a los políticos preocupación por nuestras preocupaciones, aterrizaje en los problemas, estudio, esfuerzo, gestión, inversión para mejorar la vida de los ciudadanos. ¡A qué tanta foto con vacas, de las que malamente distinguen cuernos de ubres, si no dan solución alguna a nuestros productores! ¿Qué saben del campo, de sus necesidades y carencia de inversiones, de su orfandad ante los malos precios de las cadenas de distribución? Que no nos engañen con distracciones platónicas, con tuits majaderos. La realidad, la necesidad, la pobreza, la falta de horizontes…, para encarar eso es que votamos. Lo demás es mierda, y no de vaca..
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