El próximo desafío de la Inteligencia Artificial debería ser crear avatares de los candidatos para que los electores pudiesen interactuar con ellos y someterles a situaciones imprevistas. Lejos de perder el tiempo en mítines y otros actos de campaña a los que solo acuden los convencidos, sería oportuno crear algún mecanismo que permitiera conocer cómo se desenvuelven los políticos en la adversidad, donde los argumentarios y lugares comunes no sirvan y que no se puedan esconder en la farfolla o en que el paso del tiempo sepulte su incompetencia. Otra opción es crear un simulador, a imagen y semejanza del que han de superar los pilotos antes de ponerse a los mandos de un Boeing 747.
Muchos políticos con responsabilidades de mando han sido puestos a prueba en los últimos días y la percepción generalizada es que o han fracasado en la gestión de sus crisis o han hecho el ridículo. Lo hemos comprobado en la tragedia de Valencia, con la falta de previsión y de diligencia de unas administraciones aturulladas por la burocracia y los líos de competencias. Y lo hemos sufrido en casa, con la ruin propuesta de Vox de retirar las ayudas municipales a las oenegés que trabajan con personas nacidas en el extranjero y la vergonzosa sumisión inicial del PP a los prejuicios ideológicos de su socio de gobierno municipal. La calle y un sinfín de entidades que representan a la sociedad civil les pararon los pies, pero ese no debe ser el camino. Los políticos han de encargarse de resolver problemas, no de provocarlos o agravarlos.
Hubo un tiempo en el que la incompetencia inicial de algunos dirigentes se resolvía con 'agallas', con reflejos, o con su capacidad de empatizar con las víctimas de alguna catástrofe. No eran políticos de laboratorio, no habían hecho carrera dejándose las rodillas ante lo que mandara el aparato. Sabían que su prioridad era cumplir con su misión de servidores públicos. De eso no queda nada. Han sido arrasados por una dirigencia servil, gremial, atrapada por su dogmatismo e incapaz de ponerse en la piel de aquellos ante los que se debe rendir cuentas: los ciudadanos.