Fernando Trespaderne

Erre que erre

Fernando Trespaderne


Caos en la ratonera

12/06/2024

Para los que durante décadas padecimos las limitaciones de la famosa N-I y perdimos en esa trampa mortal a amigos y conocidos, la ansiada liberalización de la autopista AP-1 fue un alivio por cuanto creíamos que era la solución a nuestros quebraderos de cabeza cada vez que cogíamos el coche en dirección Miranda o Burgos. Pero la cruda realidad, casi seis años después de levantar las barreras de la autopista, nos demuestra que los muertos y el caos han cambiado de vía, de la vieja nacional a una autovía que deja mucho que desear porque no se ha invertido, excepto en renovar el asfalto, un euro y no deja de ser una mala copia de una vía de alta capacidad, que es lo que necesitamos para conectarnos con Europa.

Hace cinco días, la vieja autopista volvió a colapsarse durante más de tres horas debido a un accidente mortal. Un hecho que viene a ratificar que se 'atasca', de media, una vez a la semana con retenciones de dos horas, es decir, más de sesenta días al año hay atascos y el último me tocó. Padecí lo mismo que cientos de conductores: caí en una ratonera sin enterarme. 

Mientras esperaba pacientemente en el coche me preguntaba por qué nadie me avisó del accidente y atasco cuando entré en la autovía en Briviesca, ¿tanto cuesta colocar un cartel informativo -si no se quiere tener de plantón a una pareja de la Guardia Civil- antes de coger la autovía para alertar de la incidencia? Sin duda hemos ido a peor; cuando era autopista de pago por lo menos el de la cabina informaba de cualquier contratiempo. Ahora nadie se preocupa y te dejan ir directamente hacia una trampa de horas porque no hay salida ni escapatoria.  

Lo peor de esta situación, que desgraciadamente se repetirá decenas de veces a lo largo de este verano, es que el Gobierno central no tiene ninguna intención de cumplir alguno de los anuncios que hizo cuando levantó las barreras: un tercer carril y más salidas o nuevos accesos. 

A la espera de esas inversiones, que probablemente no veré (al ministro de Transportes y al Gobierno le importan un pimiento), vuelvo a circular por la vieja N-I, un remanso de paz… a ciertas horas porque tengo la impresión de que hay más conductores que piensan lo mismo.