El turismo, a falta de otros recursos, proyectos o ideas originales, se ha convertido en objeto de deseo… y no oscuro. El presidente de la Diputación no esconde sus cartas y ahora apuesta decididamente por la capital de la provincia, que no necesita acaparar los recursos del medio rural para estar a la cabeza del turismo regional y nacional, como 'capital del vino'.
Plantear que la ciudad de Burgos, 'con una gran tradición vitivinícola', se convierta en la capital de las denominaciones de origen Ribera del Duero y Arlanza no deja ser una ocurrencia, aunque la propuesta venga de una parte del sector. Pretender que deje de identificarse a la Ribera del Duero con Valladolid declarando a Burgos capital del vino no creo que sea la solución si antes no nos preguntamos por qué el vecino está mejor posicionado en el mercado turístico enológico con menos viñedo y bodegas que esta provincia. Burgos capital tiene tirón, y mucho, pero dudo que tenga alguna bodega que visitar en su entramado urbano, como tampoco las tiene Valladolid, que no aspira a ser capital de los Ribera, ya que se ha encontrado con el título porque algún consumidor piensa que lo es, tal vez por nuestra dejadez.
La idea que plantea el presidente de la Diputación, que debe velar por los intereses de la provincia, la rural, no la de Burgos, Aranda o Miranda, no deja de ser un anacronismo porque el centralismo del que tanto nos hemos quejado en esta tierra no tiene ningún sentido si lo que se pretende es luchar contra la despoblación. Aranda, que ha presentado estos días un plan para aprovechar el Tren Directo -lo que queda de él- para que viajen los festivaleros del Sonorama y los turistas del Norte interesados en participar en las actividades relacionadas con el mundo del vino o la gastronomía, tiene más 'méritos' para ser capital de la DO Ribera del Duero -incluso Roa- que Burgos. Y lo mismo ocurre con la DO Arlanza, cuya fiesta de la vendimia ya se celebrará en Burgos, dejando a uno de sus pueblos o a Lerma, sede del consejo de la DO, sin su día grande. Para despojar a Valladolid de esa imaginaria 'capitalidad' de los Ribera no basta con otorgar ese título a Burgos. Haría mejor la Diputación en subirse al 'Directo'.