Martín García Barbadillo

Jueves sí, jueves no

Martín García Barbadillo


'La Plaza' merece una fiesta

10/10/2024

Mañana, si no ocurre nada extraño, cierra definitivamente el Mercado Norte. Los puestos que aún subsisten se trasladarán el próximo jueves a una ubicación provisional, justo enfrente, en la que pasarán años (muchos) hasta que se construya un hipotético nuevo mercado en el mismo lugar que el actual. 

Mercado Norte es su denominación oficial, pero para todo el mundo (al menos de la zona) es La Plaza; tiene un nombre dado por la gente y eso significa algo: cercanía y apego, nada menos. No se trata de un supermercado donde uno coge productos de una estantería y luego se lo cobra a sí mismo en una caja de autopago; ha sido un lugar de relaciones, conocimiento mutuo, cotidianidad, en definitiva, de vida. Yo recuerdo, en imágenes vívidas, ir de la mano de mi madre siendo muy pequeño, imagino que los sábados, y contemplar como todo el mundo se llamaba por su nombre y se trataba con una familiaridad sorprendente, de tiempo, en ocasiones de una vida entera. Y uno estaba callado, en la cola del pescado o la de la fruta, escuchando la tertulia sin final que se organizaba.

La Plaza ha sido un escenario de la vida, un punto donde encontrarse y contarse las cosas, una parte de la memoria colectiva y de la memoria sentimental de muchos de burgaleses; lo que fue siempre un mercado. ¿Y el Ayuntamiento lo va a cerrar así, después de casi 60 años, sin más? Mañana, a las tres de la tarde, cuando baje la persiana el último puesto, ¿trincan el candado y listos? No es posible. 

Cuesta pensar que a nadie se le haya ocurrido que hay que despedir al lugar como merece y como merecemos. Mire usted que somos rancios. El edificio por dentro tiene su aquel, arquitectónicamente hablando, y eso se podía aprovechar para algo apañado en, por ejemplo, un fin de semana: una exposición de fotos (de Fede hay mil), algún concierto, cosas para los niños, encontrarse tenderos y clientes, puestos de comida, un último paseo con alguien contando la historia… Y, aprovechando que van a tumbar el edificio, dejar nuestra huella, nuestro mensaje: pintar, escribir, garabatear o lo que se quiera en las paredes, el suelo o donde sea… Simplemente decir adiós a un lugar de vida, de la nuestra. 

En otras latitudes se hacen cosas así, aquí también se podría probar, aunque no tenga que ver con el Cid.

Salud y alegría.

ARCHIVADO EN: Mercado Norte, Salud