Miércoles a la hora de comer, plaza de Callao, en pleno centro de Madrid, un montón de mujeres de todas las edades, tallas y colores damos vueltas por una perfumería de esas que tienen muchos descuentos buscando nuestra nueva adquisición, en mi caso, unos parches coreanos de ácido hialurónico para debajo de los ojos que llevo ahora mismo puestos y son bastante bluff, pero que había visto en TikTok y, bueno, cualquiera que haya entrado en TikTok va a entender perfectamente que me los tenía que comprar, y más a estos precios. Los encuentro, y me pongo los auriculares porque la cola es tan larga que da para pódcast.
Una mujer muy mayor va a pagar y le dicen que lo que lleva está en 3x2 y que necesita volver a la estantería a coger el producto número tres porque solo lleva dos. La señora no se entera muy bien y la dependienta, agobiada por la cola que se está formando, nos mira con ojos de disculpa y se lo vuelve a explicar, la mujer, no muy convencida, accede a dejar su puesto privilegiado en esa fila cada vez más larga, y se va a por su producto gratuito.
En ese momento se apagan todas las luces de la tienda, se encienden las de emergencia y empieza a sonar una alarma atronadora. Me quito los auriculares porque para qué, la chica que llevo delante resopla, lo que le faltaba, seguro que lleva prisa y no tenemos claro que con las luces apagadas y la alarma sonando la caja siga funcionando. La mujer mayor vuelve con sus dos cremas y un tónico, le cedemos el paso por respeto y, porque ya que vamos a estar aquí un rato, no vamos a hacerle repetir la cola. Se hace un poco de lío con el ticket y el 3x2 y junto con la dependienta, algunas de las amigas de la cola, porque a estas alturas ya somos hermandad, le explicamos que no la están timando, que el tónico se lo lleva gratis. La alarma sigue sonando, la caja sigue funcionando.
Hay una alarma antiterrorista de nivel 4 por nosequé partidos de fútbol, la tienda se podría haber estado quemando, pero nosotras no hemos ni pestañeado, vivimos anestesiadas y si nos hemos saltado la comida para comprar un antiarrugas, aunque tengamos cerca de 90 años, no hay Daesh que nos mueva.