Rocío Martínez

Pegada a la tierra

Rocío Martínez


Bendito septiembre

15/09/2024

Si Maduro ha decidido adelantar la Navidad a octubre, yo voy a adelantar el principio del año a septiembre, porque sí, el año vital realmente empieza ahora. Septiembre es el mes en el que ponemos el contador a cero. Y aquí andamos, en una cuesta que en ocasiones se nos hace la Cueña les Cabres de El Angliru, la temida rampa al 24% que hace sudar tinta a los ciclistas que desafían al mítico puerto asturiano. 

Aplastados por la mochila de obligaciones que se nos acumulan con la vuelta al cole, nostálgicos de los veraniegos días de vino y rosas, o cañas y sombrilla, tristones al bajar la maleta al trastero esperando nueva ocasión viajera, avocados sin remedio a empezar el día con el sonido del despertador, resignados ante 11 meses de madrugones y estrés por delante en el calendario, hay días que se nos hace un mundo mirar a ese horizonte en el que hasta el sol se apaga antes. Se acabó el desconectar. 

Pero no vengo yo a hundirles más el ánimo. Nada más lejos de mi intención. Al revés. En el fondo, también cierta rutina, seguramente hasta necesaria, y una vida más ordenada tienen su gracia. Así que toca aprovechar la energía que aún tenemos fresca del veranito y pasar a la acción, mirar cara a cara a un mes que en el fondo nos ofrece una gran oportunidad, la de cambiar las cosas que no nos gustan, atrevernos a nuevos retos, o acercarnos un poco a la vida que nos gustaría. Alejarnos de esa filosofía de eternos insatisfechos que a veces nos invade. No valen excusas, ni dejárselo todo al destino. De nosotros dependen más cosas de las que creemos. Ya saben, hacer más deporte, llevar una vida más saludable, quedar más con los amigos, ir más al teatro…

Toca preguntarse, ¿qué queremos? Toca elegir el rumbo. Y empezar a caminar. Quizás no lleguemos al destino deseado. No soy yo tampoco de las que piensa que en la vida puedes conseguir todo lo que te propones. Pero sí creo firmemente en intentarlo. Hasta donde se pueda. 

Yo ya tengo mi objetivo. Y no es tener un Lamborghini, por mucho que se haya convertido en la chanza de moda estos días. Que tampoco veo tantos por nuestras carreteras. El año pasado se vendieron en España unos 50. Yo quiero terminar un maratón. Mi segundo maratón. 9 años después del primero. Acercándome ahora peligrosamente, o felizmente, mejor dicho, a los 50. Quizás no lo consiga, pero lo voy a intentar. Aunque los kilómetros se me hagan, que se me harán, como septiembre, cuesta arriba.