Mi primer día de trabajo como periodista coincidió con la moción de censura de Pedro Sánchez a Mariano Rajoy a inicios de junio de 2018. Mi primera noche de cobertura electoral la viví a escasos metros de un entonces europarlamentario Pablo Iglesias y una desconocida Irene Montero cuando conseguían sus primeros escaños en el Congreso de los Diputados. No hace falta relatar el fin de ambas historias.
Seis años de carrera periodística en los que he vivido el nacimiento y la muerte de dos partidos que estuvieron llamados a cambiar las tornas y he conectado con una decena de programas especiales para cubrir elecciones generales, municipales y autonómicas. Todo antes de llegar a mi primer contrato indefinido.
Esta semana se publicaban las estadísticas de desempleo juvenil en la Unión: nuestro país continúa con el fastuoso honor de liderar la tabla europea de menores de 25 años que buscan y no encuentran trabajo. Un 28% de los españoles de mi edad (de los 'chiguitos' se diría en mi casa) no encuentran empleo. Además, de los menores de 25 años que trabajamos, el 42% lo hacemos con contratos temporales según los datos de 2022 (último año completo). Y, para completar el cuadro, sólo uno de cada cuatro menores de 30 que consiguen el objetivo de un empleo indefinido a tiempo completo pueden verdaderamente permitirse emanciparse, según un informe de CCOO con los datos del INE y Eurostat.
Por traducir las cifras nacionales: de mis 24 compañeros de clase en el colegio, siete no encontrarían trabajo ahora mismo, ocho tendríamos contratos temporales y sólo tres nos podríamos emancipar con trabajo antes de los 30. Con datos para Castilla y León todavía más alarmantes: el 15% de los trabajadores de nuestra comunidad están en riesgo de pobreza o exclusión según el Consejo de la Juventud.
Nos llevamos las manos a la cabeza con los resultados del Informe PISA, con el interés por si hemos subido o bajado un punto, cuál es el resultado de Matemáticas y nuestra comparación con Singapur (por ejemplo), pero no somos capaces de ver que el problema es que aquellos que sacábamos las mejores notas en esos mismos exámenes, tampoco tenemos futuro.