El informe PISA ha vuelto a destacar a nuestra comunidad autónoma como uno de los referentes en la enseñanza secundaria de nuestro país en ámbitos tan fundamentales y básicos como la lengua y las matemáticas. Aunque muchos expertos señalan que algunos de los métodos de valoración que se emplean para la elaboración del informe son cuestionables, lo cierto es que este test sobre el estado de los distintos modelos educativos es reconocido generalmente por su rigor y por su acercamiento a la realidad de los resultados formativos en distintos ámbitos geográficos. Sobresalimos a pesar de los muchos problemas estructurales que tiene el sistema de enseñanza en Castilla y León, derivados de la dispersión de la población escolar y de la objetiva peor situación de las plantillas docentes en relación a otras comunidades próximas que, sin embargo, han salido peor paradas. Una buena planificación general por parte de las autoridades educativas, un gran esfuerzo y una plena dedicación de los profesionales de la educación se hallan, en gran medida, en la base de nuestros buenos resultados.

Este éxito evidente, basado en la exigencia, tiene sin embargo una cara más negativa cuando vemos cómo algunos alumnos de nuestra comunidad magníficamente formados a veces no pueden acceder a determinadas plazas universitarias al tener que competir con estudiantes procedentes de otros sistemas quizá más laxos y generosos en sus calificaciones, lo que pone el dedo en la llaga de la necesidad imperiosa del establecimiento de pruebas comunes de acceso a la enseñanza superior en todo el territorio nacional. Por otro lado, estoy convencido de que si se testaran, con métodos parecidos a los de PISA, las distintas estructuras universitarias nacionales, la de nuestra comunidad también quedaría muy destacada. Castilla y León puede sentirse orgullosa de sus modelos formativos, pero quizá fuera bueno que también reflexionara cómo una buena parte del talento generado en esta tierra acaba por incardinarse en otros ámbitos geográficos que se benefician de este gran esfuerzo mientras que nuestra comunidad sigue por las sendas de un declive demográfico sin solución aparente.