Se cumplen mañana 40 años de la declaración de la catedral de Burgos como Patrimonio de la Humanidad. Más allá del evidente valor simbólico hemos de señalar que este reconocimiento abrió un periodo de notable brillantez para la basílica burgalesa que, en este tiempo, ha sido restaurada de forma íntegra, con una inversión cercana a los 40 millones de euros, siendo hoy uno de los edificios del Patrimonio Histórico Español que se encuentra en mejores condiciones de conservación y de disfrute por los visitantes. La celebración en 2021 del VIII Centenario ha supuesto también otro espaldarazo al reconocimiento nacional e internacional de un templo que, en estas cuatro décadas y sin dejar de cumplir las funciones cultuales que explican su existencia, ha desplegado una notable serie de acciones que lo han convertido en uno de los referentes culturales de la ciudad de Burgos. Gracias al talante y talento de sus máximos gestores en este tiempo se ha potenciado el carácter poliédrico y polisémico de uno de los monumentos más importantes de Europa.
Exposiciones, conferencias, conciertos, conversaciones de intelectuales, promoción de congresos, diálogos del arte antiguo con el contemporáneo o plataformas que nos permiten acceder a sus fondos documentales son sólo algunos de los centenares de acciones que han hecho de la catedral, como lo fue en el pasado, no sólo el centro del culto diocesano sino también uno de los iconos de la ciudad y uno de sus grandes agentes de dinamización cultural y económica. Buena prueba de lo que les estoy comentando lo tenemos en las jornadas que todos los jueves de octubre y el primero de noviembre de este año se están celebrando en el entorno de la Escalera Dorada para conmemorar el V Centenario de la muerte del obispo Juan Rodríguez de Fonseca, seguidas en cada una de sus sesiones por varios centenares de burgaleses. Estoy convencido de que esta dinámica de apertura no sólo se mantendrá sino que se incrementará, pues esta es la voluntad de las autoridades capitulares actuales que hoy como ayer siguen trabajando denodadamente por hacer de este templo uno de los centros de la vida de la ciudad.