Fernando González Urbaneja

Cartas desde 44 leguas

Fernando González Urbaneja


El agobio de la alcaldesa

18/06/2024

La extensa y completa entrevista del domingo con la alcaldesa como protagonista mostró una política profesional superada. Entre los complejos problemas heredados, lo complicado de los nuevos proyectos y la ausencia de ideas claras sobre la gestión de la ciudad la sensación que trasladaba la alcaldesa al ciudadano me parece decepcionante. Si todo lo que tiene que ofrecer a los burgaleses está contenido en la entrevista estamos ante una legislatura perdida, una más en la reciente historia. 

Es evidente que la ciudad tiene atractivo, como todas las demás ciudades que han dispuesto en las últimas décadas de recursos y de proyectos de mejora. Burgos está limpio, las infraestructuras urbanas funcionan, pero no hay proyecto más allá de lo ordinario y lo forzoso.
La entrevista, tras un año de gestión (o no), revela que faltan funcionarios y que no hay proyecto inmediato y tangible para resolverlo; la incompetencia para renovar el mercado Norte es para llorar; el abandono de la Plaza Vega es lamentable, el debate sobre la reducción de emisiones es muy mejorable y, lo más importante, la ausencia de proyectos de alcance es palpable.

La ambición del municipalismo es evidente en toda Europa, se trata de un ámbito de gestión pública de cercanía donde cuentan los hechos, los resultados, los proyectos materializados de mejora de la vida ciudadana. Un ámbito donde los ideológico divisorio apenas tiene espacio a poco que se de espacio a la inteligencia y el diálogo.

La munícipe burgalesa está encantada del cargo, lamenta no disfrutar de la mayoría culpando a los electores de falta de confianza, desdeña al Colegio de Arquitectos, no aclara sus objetivos a medio y largo plazo, ni desvela si querrá continuar el 2027. 

En resumen, que llegó y se conformó con ese triunfo que fue limitado. Se siente atrapada a la hora de decidir entre opciones que deben proponerle terceros; que está, pero no sabe para qué. Y Burgos merece más, tiene potencial desperdiciado desde hace más de una década; empezó bien el siglo pero se va quedando en poco, a pesar de que la sociedad civil tiene iniciativas.