Rafael Barbero

Lo que de verdad importa

Rafael Barbero


¿Realmente solo el tamaño importa?

09/07/2024

Durante mucho tiempo se ha ligado la falta de productividad empresarial en España con el reducido tamaño de sus empresas entendiendo que una pyme con pocos o ningún trabajador es incapaz de atraer ni desarrollar el talento necesario en áreas como la innovación o la internacionalización lo que, por tanto, limita sus capacidades de crecimiento y generación de valor. Estas teorías se han argumentado comparando nuestra economía con otras como la alemana, país este último con una mayor magnitud media de empresa. Pero, por un lado, el ejemplo alemán no representa la generalidad de lo que ocurre en Europa y, por otro, existen otros países que aun con empresas de medida similar a las españolas son tremendamente más productivas.

En España existen 2.940.000 pymes que cuentan con menos de 250 trabajadores y que representan el 99,8% del total, las cuales generan el 62,1% del empleo del país. Estos datos, que podrían parecer extremos, son muy comunes en los países europeos, ya que en el total de la Unión Europea existen 24,3 millones de empresas, de las cuales el 99,8% son pymes que generan el 64,4% del empleo total (cifras muy similares a las españolas). Por tanto, España no destaca especialmente por el reducido tamaño de sus empresas, salvo que la relacionemos con Alemania y Dinamarca. Pero también podemos compararnos con las economías de países que tienen estructuras empresariales similares a las nuestras, pero que son capaces de generar mucha más producción a través de ellas. Un caso a analizar es el de Países Bajos, cuyas empresas tienen una media de 4,5 empleados cuando en España es de 4,7, pero que es el tercer país en Producto Interior Bruto per cápita de la UE y donde sus empresas medianas aportan un 38,2% del valor añadido total frente al 28,2% de España. Es decir, Países Bajos no tiene de media un tamaño de empresa superior al español, pero sus empresas medianas son capaces de aportar mucha más producción y valor añadido que las nuestras.

¿Y a qué se debe esto? Pues al hecho de que tan importante o más que el tamaño de las empresas a la hora de generar productividad es el tipo de actividad al que se dedican. Y es en este aspecto en el que las empresas de Países Bajos son muy diferentes a las españolas, ya que más de la mitad de sus pymes desarrollan su actividad en sectores intensivos en conocimiento o ligados a altas o medias tecnologías, proporción que en España se queda en una cuarta parte. ¿Y qué sectores son éstos? Pues según la estadística de la UE las telecomunicaciones, la programación informática, la producción audiovisual, la consultoría, la investigación científica, el transporte de agua o aéreo, la ingeniería o la arquitectura son ejemplos de sectores que aportan conocimiento intensivo y varios de ellos también alta tecnología lo que les permite impulsar notablemente la capacidad de producción del país.

Apenas existen en nuestro país dinámicas que permitan que nazcan o crezcan empresas en sectores o líneas de negocio de alto conocimiento y tecnología"

Por tanto, nuestro reto ya no es sólo conseguir que nuestras empresas ganen tamaño para que sean más competitivas, que también, sino que desarrollen actividades en sectores intensivos en conocimiento y tecnología. 

Estas dos recetas, que pueden parecer factibles, son tremendamente complicadas de implementar en nuestra economía, ya que, por una parte, existen fuertes barreras al crecimiento de las empresas tanto de ámbito laboral como fiscal que hacen que muchas de ellas ni se planteen incrementar sus plantillas. Y añadido a esto, apenas existen en nuestro país dinámicas que permitan que nazcan o crezcan empresas en sectores o líneas de negocio de alto conocimiento y tecnología. Ejemplo de ello lo tenemos en la incapacidad de trasladar el conocimiento básico que nace en universidades y centros tecnológicos al sector privado, quedándose dicho conocimiento para poco más que publicaciones científicas. Además, tampoco nuestras pymes invierten de forma generalizada en I+D, ya que según datos de COTEC únicamente fueron 10.005 en toda España las que en 2022 llevaron a cabo esta actividad de forma suficientemente intensiva. 

Por tanto, es necesario desarrollar políticas público-privadas que consigan de forma efectiva generar crecimiento empresarial basado en el conocimiento y la tecnología. Algunas fórmulas serían modificar las normativas laborales y fiscales para incentivar la contratación de personas y el crecimiento de empresas en sectores de alto conocimiento, impulsar las ayudas a pymes para la definición e implantación de estrategias de crecimiento basadas en la I+D+i o incentivar y financiar la transferencia de conocimiento desde las universidades y centros tecnológicos al sector privado. Solo con ello alcanzaremos una economía más productiva, competitiva y próspera.