Carmen Hernando

Desde la campiña

Carmen Hernando


No quedará nadie para protestar

16/10/2024

Primero vinieron a por los palestinos, y guardé silencio porque yo no era palestina.

Luego vinieron a por los yemeníes, a por los iraníes, a por los sirios, a por los libaneses… y no hablé porque yo no era de ninguno de esos países.

Después vinieron a por los cascos azules de la ONU, y yo no dije nada porque no era casco azul. Pero sí soy española, y hay cientos de cascos azules españoles en la zona, y cualquier día matarán a alguno. 

¿Y entonces qué? ¿Pensamos hacer algo entonces? ¿Solo porque han matado a alguien de nuestra nacionalidad? ¿O porque está en misión de paz con una organización internacional que se supone que es la guardiana de la paz en el mundo? ¿Tenemos que esperar a que esto suceda para hacer algo ¿Somos tan pocos a los que nos duele lo mismo el asesinato de un niño gazatí que el de un burgalés?

Yo no digo que no haya que actuar contra los terroristas que asesinaron a más de 1.200 personas y secuestraron a 251 hace ahora poco más de un año. Por supuesto que sí. Hay que llevarles ante la justicia y que todo el peso de la ley caiga sobre sus cabezas. Lo mismo que creo que hay que hacer con todos los responsables del genocidio en Gaza y en Cisjordania (con más de 42.000 muertos ya), de las matanzas en Líbano (con más de 2.000)… empezando con Netanyahu y siguiendo con Biden.

Que un gobierno supuestamente democrático crea que la mejor manera de actuar contra unos asesinos es matándoles no me entra en la cabeza. Es como si, cuando ETA asesinaba, el gobierno de España hubiese lanzado bombas sobre las casas de sus dirigentes. Y siguiendo con este ejemplo, que ni a Israel ni a Estados Unidos les suponga ningún problema asesinar a miles de inocentes (más de 42.000 en Gaza, más de 2.000 en Líbano…) es como si el gobierno español hubiese borrado del mapa pueblos enteros de Euskadi, barrios completos de San Sebastián… solo porque los terroristas vivían allí.

Y el resto de gobiernos del mundo mirando. Algunos un poco indignados, sí, pero salvo honrosas y muy escasas excepciones como Sudáfrica, sin hacer nada. Ni retirar a su embajador.

Cuando vengan a por nosotros, ya no quedará nadie para protestar.