A la alcaldesa de nuestro suelo bendito se le había encendido la bombillita del populismo, así que, atendiendo por una vez al líder de la oposición, escribió la semana pasada una carta bien formal a los rectores de Patrimonio Nacional, organismo propietario del Parral, para que considerasen la posibilidad de autorizar la celebración de la fiesta del Curpillos en el histórico recinto, toda vez que las obras de rehabilitación anunciadas en el parque, y que habían motivado el traslado excepcional de los festejos a la Quinta, no tenían ninguna pinta de empezar. Dado que quedan menos de tres semanas para la jira campestre, el asunto desprendía un cierto tufillo a hambre de titulares de prensa y a esa improvisación de la que en tantas ocasiones hace gala nuestro Ayuntamiento Excelentísimo, pero lo cierto es que había activado la esperanza de muchos burgaleses: a buena parte del vecindario, desterrar el Curpillos a las Veguillas le produce la misma desolación que sentiría un pamplonica obligado a correr el encierro por la avenida de Pío XII o un madrileño al que le colocaran la verbena de San Antonio de la Florida en un pabellón de IFEMA.

Mas después de tanto ruido, y como cualquiera podía maliciarse, todo ha sido nada. Madrid ha respondido, con tanta diligencia como cortesía, que los tan traídos y llevados trabajos darán comienzo, vaya por Dios, hoy mismito a primera hora, ya que la recuperación medioambiental del parque no admite más retrasos, así que todo parece indicar que la fiesta se quedará donde estaba hace una semana, a despecho de la usanza inmemorial.

Si de respetar la tradición se trata, bien podrían en Patrimonio Nacional aprender algo de la Junta de Castilla y León, que una vez más, y honrando la costumbre, ha hecho coincidir los exámenes de Selectividad con la festividad del Curpillos. Al menos habrán respirado aliviados todos esos bachilleres que, convocados a realizar la prueba en la Facultad de Económicas, a unos pocos metros del Parral, estaban dudando estos últimos días si personarse a jugarse el futuro vestidos de sport o con la blusa de Los Mangas amarrada a la cintura.