Hace un mes que fue el carnaval, pero aún estamos a tiempo de organizar una gran mascarada. Una farsa en la que el contribuyente va enmascarado y los comisionistas de las mascarillas a cara descubierta, para que todo el mundo les pueda identificar y darles la oportunidad de arrepentirse públicamente y devolver las coimas.
¿Se imaginan la plaza mayor -cada uno visualiza la suya- justo después de misa, con todo el pueblo disfrazado y enmascarado? Sale el alguacil al balcón del ayuntamiento y va coreando los nombres. «Que pasen Luis Medina y Alberto Luceño, que vendieron al Ayuntamiento de Madrid mascarillas, guantes y test por importe de 15,8 millones, y se llevaron seis millones de comisión. Adelante Koldo, Familia & Cía (Juan Carlos Cueto, Víctor Aldama, Íñigo Rotaeche y el guardia civil José Luis Rodríguez) que ganaron diez millones colocando mascarillas a ministerios, organismos públicos y comunidades autónomas por 50 millones. Que pase, Alberto González Amador y Cía, que se llevó 1,9 millones de euros por la intermediación de la venta de mascarillas y guantes por importe de 42 millones y ha reconocido, por carta a la Fiscalía, haber cometido dos delitos contra la Hacienda Pública, al haber defraudado 350.851 euros».
Estos eventos contarían con el patrocinio de prestigiosas marcas de coches de lujo, beneficiarias indirectas de ese dinero ganado con el sudor de la frente. Luceño compró hasta quince coches alta porte (Lamborghini y Maclaren, entre otros) en los días que hacía caja; González Amador, un Maserati, y a Víctor Aldama le ha bloqueado el juez un Ferrari. Es lo que uno se compra cuando nota baja la glucosa.
Habrá división de opiniones, pitos y aplausos, y no sólo porque las implicaciones políticas de unos y otros les nuble el juicio. Hay un buen número de españoles a los que estos personajes les parecen unos referentes, como ya pasó con figuras como Mario Conde o 'El Dioni'.
Entre marzo y mayo de 2020, durante el confinamiento, se compró en China material sanitario por importe de 2.000 millones. El escrutinio de esos pedidos está en marcha y dará mucho de sí en un país que idealizó el estraperlo. No teman, se puede dejar la mascarada para el carnaval del 25 o el 26. La lista de comisionistas sin escrúpulos acaba de empezar. Unos merecerán el reproche penal; otros, el político, y todos, el desprecio colectivo. Si no, será una sociedad enferma.