Cerramos una semana intensa, puentes madrileños mediante, en la que se ha vuelto a hablar de 'regeneración democrática'. Otro trampantojo de la vida política que ya sabemos que parte de un escenario de apocalipsis, ahora con un contubernio 'juridicomediático' o 'pseudo', y que lo que pretende es el poder, ya sea mantenerlo o conquistarlo. La última vez que tuvimos noticia de la 'regeneración' fue cuando Ciudadanos quiso dar el salto de Cataluña a toda España. Necesitaba un puente después del triunfo moral constitucionalista y un argumento con el que conquistar el Estado, la regeneración se convirtió en algo lo suficientemente motivador. Como ha ocurrido ahora lo primero es crear un ambiente de 'degeneración democrática' y luego apostar por alguna fórmula que nos saque del averno para seguir con la democracia de colorines. Entonces, cuando Ciudadanos, el ecosistema apocalíptico fue crear una especie de corrupción sistémica del PP, que necesitaba juicios, primarias y leyes de transparencia. Desde un partido en el que solo mandaba uno, Albert, se hizo creer y se obligó al PP por los múltiples pactos a hacer de las primarias el mecanismo más 'requetedemocrático' y pasó lo que pasó. Rajoy se lo creyó a medias y dejó unas primarias a la 'remanguillé' en la que primero votaba todo el personal de tropa y marinería y luego los mandos. El objetivo era controlar la sucesión pero al final las generaciones más jóvenes que estaban más en las sedes que en las cosas de gobernar auparon a Pablo Casado… lo demás es historia. El objetivo de estas cosas por parte de Ciudadanos era comerse al PP y lo intentaron hasta la repetición electoral del 2019 en la que se quedaron con menos de una docena de diputados y con Rivera tomando las de Villadiego fuera del hemiciclo.
Entonces la regeneración tenía aroma de cítricos y pétalos de rosa roja sobre un escenario de 'degeneración' en el que cada día se contaban cientos y cientos de casos de presunta corrupción pepera, en la mayor parte de los casos, años después, concluidas sin condena… pero el lawfare no es lawfare hasta que lo denuncia Puigdemont.
Ahora el escenario de 'degeneración' es una nebulosa de informaciones del entorno más cercano al presidente del gobierno y el objetivo buscar argamasa a la coalición de gobierno y sobre todo a la mayoría parlamentaria que sustenta ese ejecutivo que, pase lo que pase en Cataluña, va a salir dañada del 12 de mayo. No pueden ganar Junts y Esquerra y ambos son necesarios, así que pegamento lawfare.
Más allá del oportunismo de esta 'regeneración' no estaría nada mal que nos vayamos preparando para que efectivamente la polarización no nos paralice del todo. A estas alturas no vamos a insistir en cuándo empezó todo esto, mejor apostemos por quien se baja antes del tiovivo.
¿Cómo? Sabiendo que después de un líder vendrá otro, limando el culto; tratando de buscar consensos en los nombramientos que están por hacer y trascienden nuestras miserias cotidianas, como el puesto de gobernador o gobernadora del Banco de España y el o la sub, que con esto vamos al consejo del Banco Central; con unas sesiones de control dignas de tal nombre; una oposición propositiva; lo del Consejo General del Poder Judicial es de un ridículo espantoso con balcón internacional… así que seguimos; con unos medios audiovisuales que lo son por licencia administrativa… equilibrados en fondo y forma; con suscripciones a medios de comunicación, con lo que pagamos un cóctel ya tenemos para un año y si el copazo es en terraza con vistas ya tenemos para dos suscripciones; también los ciudadanos podemos leer las noticias hasta el final y hasta dos del mismo asunto; participar en iniciativas y reflexiones para fortalecer eso que se llama 'la sociedad civil' y no aliviarnos cada cuatro años, o menos, y con unas deposiciones en las redes sociales. La regeneración son más Pregos, gracias Victoria, y menos ayatolás, más escuchar y menos gritar, más verdad y menos tozudez… la regeneración, si es que estamos en esas, eres tú, aunque te escaquees.