Blanca García Álvarez

De aquí y de allí

Blanca García Álvarez


Enero en París

03/02/2025

Felicidades a todos. Ustedes y yo, todos, hemos sobrevivido a enero. No era tarea fácil. Una canción que me encanta reclama que quiere «a alguien que sepa frenar enero, a alguien que sepa que viene fuerte». Yo mientras preferiría todas esas cartas, letras y amoríos que pide la letra sean para acelerar las siete semanas que dura este mes. Todas muy rápido, todas sin descanso, todas agobiando. 

Tanto que no sabría decirles nada de este mes. Algo sobre un decreto ómnibus, que si se aprueba, que si no, que si lo partimos o si lo aumentamos; otro poco sobre Trump llegando a la Casa Blanca de nuevo, y quizás algunas gotas de presupuestos. Tengo la teoría de que si no eres capaz de resumir los temas que te pasan en un mes, es que ese tiempo te ha sobrepasado a ti. Ha ganado él y yo sólo he sobrevivido sin ser capaz de ver los milagros diarios detrás de los marrones que iban llegando.

Porque les escribo mi carta quincenal desde un París que celebra la semana de la alta costura (un sueño) y en un banco del museo de uno de los mejores escultores de la historia. Ese que fue capaz de hacer de un pensador una obra para la eternidad. Rodin y Dior van de la mano para mí esta semana, que no quiero que acabe, pero sí que rezaba para que terminara enero.

Veo a mucha gente y muchos flashes de cámaras. Muchas visitas al Louvre solo para tachar de una lista vital, el haber visto un cuadro mientras omites el resto de la vista. Mucha gente sola grabando vídeos con móviles apoyados en columnas de 1800 para grabar su modelo del día y compartirlo con tantos desconocidos. Tanta belleza deslavada por tanta lluvia y tan poco interés en lo que no reciba cariño ajeno.

Ambos me han arrollado como lo hará la apisonadora que peatonalizará el centro de nuestra ciudad en unos meses. Con esta sensación de dolor en el cuerpo -no sé si por el mes, por los cambios que me cuestan o las ganas de vivir en una convento- les dejo para seguir haciéndome las mismas fotos de las que me quejo.