Hace unos días compartimos reflexiones con Lola Fernández-Ochoa y Almudena Cid sobre deporte y salud mental. La conclusión fue que el deporte de competición es malo para la salud. Me explico.
En deporte perder es normal, ganar una anomalía. Competir es lo normal, compartir una incoherencia. Esforzarse es obligado, relajarse una incongruencia. El deporte siempre es competitivo, incluso el aficionado. Luego todo deporte es, por definición, un proceso de estrés y superación. Estrés físico y psíquico. Cuando se compite oficialmente se alcanzan magnitudes máximas de estrés, se enfrentan a diversos obstáculos: él mismo, los adversarios, las técnicas, los elementos, los riesgos. Por eso decimos que el deporte es una actividad tóxica para la mente y poco saludable para el cuerpo. Incluso, insisto, cuando lo practicamos como afición. Pongamos ciclismo; salimos en grupo, ¡no vamos a correr!, pero es pura filfa, siempre a ver quién va más deprisa, sube antes, baja más rápido. Y lo mismo en golf o pádel, futbito o petanca. Si hacemos deporte, competimos. Y los profesionales, hasta la extenuación. Si ganas tú ganas, pero también tu entrenador, tus fans, pero si pierdes, tú pierdes, otro gana. El entrenamiento obsesivo, la competición extenuante, la derrota… Y además es adictivo, cada vez es más frecuente la adicción en aficionados al deporte. Luego siempre es psico-tóxico y a menudo somato-tóxico. Aun así, casi todos los deportistas profesionales dicen, al concluir sus carreras, que volverían a serlo, lo echan de menos, se sienten vacíos; ¡es la droga y su abstinencia! Y no volverían porque fuera fácil, sino justamente porque fue difícil.
Pero, por si fuera poco, los deportistas de élite padecen varios síndromes, como el del gladiador, a vida o muerte, cuanto más sudor y sangre, más espectáculo, pagamos por eso. El síndrome del abrazo: todos quieren un autógrafo, una foto, un abrazo, pero luego, después de cesados, nada, llega el síndrome del ocaso, sus vidas se vacían de sentido, son figurones decrépitos con las mentes y cuerpos arrasados. Y la soledad del portero ante el penalti, y del corredor de fondo…
Pero no todo es malo, queda una esperanza, el ejercicio físico, este siempre es saludable para el cuerpo y la mente. Luego, si quieres alcanzar la máxima de Juvenal, un cuerpo sano en una mente sana, no hagas deporte, haz ejercicio, esfuérzate, pero nunca compitas. ¿Me explico?